Madrid fue invadida ayer por decenas de miles de personas que dicen defender un modelo de familia, un eufemismo, porque lo que desean es imponer el suyo: papá, mamá, muchos niños, el sexo en el armario y la amante, si se tercia, en un lugar discreto. Desesperanza Aguirre, la lideresa, la mandamás de Madrid, habla siempre de un millón porque a ella nunca se le dieron bien las Matemáticas, que los ricos de alcurnia no necesitan aprender a sumar, lo suyo es la resta sin fondo.
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