Poco a poco la oxitocina se está asentando como “la hormona del amor”. Varios estudios han demostrado su influencia en el apego de las madres hacia sus hijos, en la solidez de las relaciones de pareja y en la confianza que nos generan otras personas. Hasta tal punto, que quizás algún día nos rociaremos con oxitocina para conseguir establecer vínculos más fuertes en nuestras relaciones sociales.
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