A juzgar por las heridas y las marcas en su piel, este tiburón ballena llevaba atrapado con esa soga de pesca durante años. Hoy, me he encontrado este impresionante vídeo en el canal de youtube del Smithsonian’s y a pesar de la alegría que da ver la liberación final, uno no puede dejar de pensar en que tan solo hemos solucionado un problema que nosotros mismos habíamos creado.
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