Parece un bar normal. Pero, cada tarde, entre las cinco y las nueve, se abre la veda del insulto "terapéutico". En la cervecería "Casa Pocho", muy cerca de la playa, clientes y camareros pueden llamarse de todo. Eso sí, "con educación y con cariño, sin mala leche". Porque la finalidad es desahogarse, dejar el estrés sobre la barra. Insultar al camarero no sólo es posible, sino que tiene premio. Los insultos con más salero se recompensarán con una bebida gratis. El camarero tiene derecho a réplica, eso sí.
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