La Unidad de Hemodinámica del Joan XXIII atiende unos 80 infartos cada año, pero son unos 200 los residentes en Tarragona que anualmente sufren un infarto y tienen que ser trasladados hasta Barcelona. «Se trata de todos los pacientes que padecen un infarto cuando nuestro servicio está cerrado», reconoce el jefe del servicio de Cardiología del Hospital Joan XXIII, Alfredo Bardají. «Sabemos que en caso de infarto el tiempo es vital», admitieron fuentes del centro.
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