Es fácil olvidar cuando se quiere, y pareciera que la economía ha olvidado que nació como producto directo de la moral y la ética. La profesión de economista es muy reciente, algunos tal vez no sepan que el propio Adam Smith, ese “Padre del capitalismo”, era un profesor de filosofía moral en Oxford, y que su “Riqueza de las Naciones” es, en esencia, un tratado sobre la moral, la ética y la justicia. Las primeras reflexiones sobre temas económicos trataban de contestar a preguntas de este ámbito: "¿Cuál es el precio justo?, "¿Es lícito el comercio?, ¿es lícita la usura?"... Los economía no pasaba de ser una parte, entre otras, de extensos tratados de justicia y ética; el tema económico no pasaba de ser: “lo justo en los cambios”. Así, el valor y precio fueron los primeros en llamar la atención de los filósofos morales. El precio justo y la usura eran asuntos notables en la vida diaria de las personas, y por lo tanto fueron los primeros en ser abordados por estos pensadores, al fin y al cabo la necesidad nos ordena. Y fue cuando se trató de dar una respuesta más exacta a “qué es el precio justo" cuando los filósofos se encontraron con la obligación de dar respuesta a preguntas como “¿Qué es y cómo se determina un precio?”, “¿por qué el precio de un bien sube o baja?”... La teoría por fin invadiría a la moral y la justicia, y de su propio crecimiento se intentaría convertir en ciencia propia (si lo consiguió o no merece un artículo aparte). Así, pronto la economía sólo se interesó por dar respuesta a las relaciones de causa y efecto con independencia de los juicios morales. Es fácil olvidar cuando se quiere.
Teorías de valor: distinción de valor y precio.
Permitan antes de proseguir clarificar lo siguiente: Una confusión habitual es pensar que valor y precio son lo mismo. En el uso cotidiano solemos preguntarnos, ¿cuánto vale una barra de pan?, ¿cuánto vale una casa?... y se nos responde, 0,5 €, 200.000 €, ¿es eso el valor o el precio de los artículos? ¿es lo mismo valor y precio? Gran parte del trabajo de los primeros pensadores fue distinguir entre valor de uso y valor de cambio. Podemos definir valor de uso de una mercancía como la satisfacción o placer que su posesión da a una persona; y valor de cambio de una mercancía como la cantidad de otras mercancías que se pueden obtener a cambio de ella (en economía actual supuestamente representado por el dinero, si bien de nuevo afirmar esto merecería otro artículo aparte). La fotografía de un familiar fallecido puede tener un altísimo valor de uso para alguien, sin embargo, ningún valor de cambio para los demás. Valor de uso y valor de cambio son dos conceptos muy distintos aunque relacionados.
Esta distinción es vital para entender a que intentan responder las “teorías de valor”: una teoría de valor de uso responderá a la pregunta: ¿qué es lo que determina el grado de satisfacción o placer que la posesión de un bien da a una persona? Por otro lado, una teoría del valor de cambio, o teoría de valor de precio intentará responder: ¿qué es lo que determina la cantidad de un bien que tenemos que entregar para obtener una unidad de otro bien?.
Alejémonos ahora durante un instante del menudeo cotidiano para tener una visión más amplia del mercado: ¿cómo puede ser que en una sociedad de mercado las millones de diferentes interacciones mercantiles que se producen diariamente tengan un mínimo de compatibilidad que haga posible la viabilidad de esa sociedad sin engendrar el caos?, si lo piensan un instante el asunto no es menor. ¿Qué es lo común, si es que existe algo común, a todas estas relaciones?, ¿como compensar de una manera justa a aquellos actores que creen valor? La respuesta al asunto del valor se muestra así cómo primordial. De la concepción de que este compuesto el valor de los productos que participan en un mercado nacen las principales u diferentes visiones sociales y económicas, y es este campo teórico la base dónde se libra y se sigue librando la más actual de las batallas políticas. Sin embargo, esto es en muchas ocasiones ignorado, nos preguntamos si tal vez, al igual que en otras disciplinas, se ha hecho de un lenguaje hermético una puerta para evitar el acceso.
A través de una serie de artículos trataremos de mostrar al lector una breve presentación de los diferentes conceptos, teorías del valor y su evolución a lo largo de la historia, para al final y solo después de lo que esperamos sea una correcta presentación de las teorías de valor pasar a "la disputa actual". Pensamos que comenzar a presentar el concepto de valor en la obra de Aristóteles puede servir como un buen punto de partida para entender la base de las teorías de valor y la confrontación actual.
La filosofía griega y el valor: Aristóteles.
"Toda propiedad tiene dos usos que le pertenecen esencialmente, aunque no de la misma manera: el uno es especial a la cosa, el otro no lo es. Un zapato puede a la vez servir para calzar el pie o para verificar un cambio. Por lo menos puede hacerse de él este doble uso. El que cambia un zapato por dinero o por alimentos con otro que tiene necesidad de él, emplea bien este zapato en tanto que tal, pero no según su propio uso, porque no había sido hecho para el cambio." (Aristóteles, “Política”).
La justicia fue tema fundamental en la filosofía griega, y como no, los temas económicos formarían parte de la preocupación en tanto se relacionaban con la idea de justicia. Si bien los filósofos griegos trataron los problemas económicos lejos de cualquier pretensión de sistema, podemos encontrar en diferentes obras, y en especial en la de Aristóteles (384-322 a.C.) las primeras reflexiones sobre el valor y el precio. Distinguió el griego claramente entre valor de uso y valor de cambio (prueba es la cita anteriormente presentada), si bien es importante puntualizar en que contexto lo hizo: la distinción fue “inconsciente” o al menos "necesaria" pues lo que trata Aristóteles de diferenciar son las distintas maneras de adquirir bienes y si estas son “justas” o “injustas”: buscó criterios que sirvan para administrar justicia, no se planteó el problema del valor. Comienza analizando la reciprocidad, o el "talión":
"Es la doctrina de los pitagóricos, que han defendido lo justo diciendo de una manera absoluta que consiste en dar exactamente a otro lo que se ha recibido" (Aristóteles, "Ética a Nicómaco").
Afirma el filósofo griego que hay casos particulares los cuales esta doctrina no sirve, pero cree que es el tipo de justicia que debe regular "las relaciones comunes de los ciudadanos" y que "la reciprocidad proporcional y no estrictamente igual es el lazo mismo de la sociedad”. El siguiente extracto se ha convertido en una cita clásica de la historia del pensamiento económico:
"Puede representarse esta reciprocidad proporcional de servicios por una figura cuadrada, en la que se combinen los términos opuestos en el sentido de la diagonal. Sea, por ejemplo, el arquitecto A, el zapatero B, la casa C, el calzado D. El arquitecto recibirá del zapatero la obra que es propia del zapatero; y en cambio, le dará la obra que él mismo hace. Si hay desde luego entre los servicios cambiados una igualdad proporcional, y en seguida hay reciprocidad de buenos servicios, las cosas pasarán como ya lo he dicho. De otra manera, no hay ni igualdad ni estabilidad en las relaciones, porque puede suceder que la obra del uno valga más que la del otro, y es necesario igualarlas. Esta regla tiene aplicaciones en todas las demás artes [...]" (Aristóteles, Ética).
Dos cuestiones fundamentales subyacen de este párrafo:
1) Que para que haya justicia en los intercambios lo que se entrega tiene que ser “igual” a lo que se recibe. Pero al no existir una definición en la obra de Aristóteles de qué es lo que hay que igualar, las interpretaciones de esta cita son múltiples en historiadores y pensadores económicos. ¿Se refería el griego al valor de lo intercambiado, y de ser así, sería al valor de uso o del valor de cambio? Parece difícil que se estuviera refiriendo al valor de uso: el intercambio entre dos personas se produce cuando hay disparidad y no cuando hay igualdad de valoraciones. Dos personas intercambian (siempre que el intercambio sea libre) cuando respectivamente valoran más lo que se recibe que lo que se entrega. Aclarado esto, podemos decir que la cita alude al “valor de cambio”, el siguiente párrafo parece aclararnos el asunto:
"Sea una casa A; diez minas B; una cama C. Sea A la mitad de B, es decir, que la casa valga cinco minas o sea igual a cinco minas. Supongamos también que la cama C sólo valga la décima parte de B. Con estos datos se ve fácilmente cuántas camas se necesitan para igualar el valor de la casa, es decir que se necesitan cinco."
Sin embargo Aristóteles no nos aclarará qué es lo que hace que se tenga que entregar X cantidad de una mercancía para obtener una unidad de otra, eso esta fuera de su objetivo: de nuevo aquí es importante puntualizar qué Aristóteles sólo se preocupa del asunto del valor en tanto qué responda a la pregunta de “qué es justo” o “qué es injusto”.
2) Que hay implícita una noción “objetiva” del valor al afirmar: "[...] puede suceder que la obra del uno valga más que la del otro [...]", pues sólo a partir de la objetividad en el valor de algo se puede decir que “una cosa vale más que la otra”, de otra manera, de aceptar Aristoteles una teoría subjetiva del valor lo más que podríamos decir es que una mercancía tendrá tantos valores como individuos existan (en cualquier caso dejamos para siguientes entregas la confrontación entre teorías objetivas y subjetivos en cuanto al valor).
Vemos así como la filosofía griega y en concreto la aristotélica comenzaría a preocuparse del tema del valor en cuanto este roza con la idea de justicia. Más allá de entrar a teorizar sobre “qué es el valor” y “cual es la unidad de medida de este” se preocupará en establecer que todos los bienes tienen un precio (independientemente de qué sea lo que lo fija) y que el intercambio de servicios y mercancías será normalmente injusto siempre que el "valor de cambio" por ambas partes no sea el mismo. Extrapolando esta idea a la obra completa del filósofo, que otorgaba gran valor a la reglamentación de la vida de los ciudadanos, podríamos tal vez decir (y ya es mucho) que el precio justo de los intercambios no vendría para Aristóteles de las dinámicas de mercado, pues su obra muestra siempre cierto rechazo a la admisión de leyes espontáneas o naturales:
Una ciudad de la que saliesen una multitud de artesanos y pocos guerreros no sería nunca un gran Estado, porque es preciso distinguir un gran Estado de un Estado populoso. Ahí están los hechos para probar que es muy difícil, y quizás imposible, organizar una ciudad demasiado populosa; y ninguna de aquellas cuyas leyes han merecido tantas alabanzas ha tenido, como puede verse, una excesiva población. La ley es la determinación de cierto orden; las buenas leyes producen necesariamente el buen orden; pero el orden no es posible tratándose de una gran multitud. (Aristóteles, "Política").
Aristóteles, a diferencia de Platón, apoyaba la propiedad privada, pero esto no implica que los individuos pudiesen hacer libre usode su propiedad. El Estado tenía que regular mediante "buenas leyes" las relaciones sociales...
En el próximo artículo intentaremos desarrollar las teorías de valor en los pensadores mediavales y en los escolásticos.