El asturiano comenzó a jugar con 46 años a la ruleta, lo que derivó en una enfermedad que le hizo mentir a su familia, jugarse todo su dinero y contraer deudas. A día de hoy se encuentra recuperado y resume que su vida fue «un infierno» y que «pedir ayuda es de valientes». Luis dedicaba su dinero concretamente a la ruleta de manera presencial y casual, hasta que terminó en salas de juego «de esas que encuentras en cualquier barrio». A día de hoy observa que el problema llegó cuando en una tarde podía jugarse todo el dinero que tenía: «Si llevab
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