Este derbi va más allá de lo que es el fútbol en sí. Enfrenta a los dos mejores clubes de un país pero destaca porque es un encuentro que abarca lo político, lo social y hasta lo religioso. Divide Glasgow en dos y se convierte en un partido en el que una derrota o una victoria son algo más que 3 puntos porque lo que se juega es el honor de una comunidad religiosa o la vergüenza de una ideología política.
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