Paul ha muerto y El Mundo le ha dedicado un obituario en su edición impresa. Oh, qué descrédito para el periodismo, oh qué sinrazón, dicen por ahí. Porque Paul -que como todos los grandes, no necesita ser nombrado por su apellido- cometió el error de nacer pulpo y de tomar algunas decisiones acertadas en su vida. ¡Como si por eso tuviera menos derecho a salir en los periódicos! ¡Que tire la primera piedra el que esté libre de decesos animales célebres en sus hemerotecas! Pulpo paul, copito de nieve, así hasta 10.
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