Spots televisivos, revistas de papel cuché, suplementos dominicales y soportes de publicidad exterior no cesan de ponerlos al alcance de nuestros ojos y, por tanto, de nuestro deseo: productos de lujo que se nos ofrecen tentadores a nuestra mirada con toda su carga de seducción a cuestas: perfumes, coches de alta gama, tratamientos de belleza, vestidos y trajes de las firmas más cotizadas del mundo... Con la particularidad de que la inmensa mayoría de esos productos no están al alcance de nuestro poder adquisitivo.
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