Teniendo en cuenta que en España la edad de inicio en las primeras relaciones sexuales está en torno a los 16 años, es normal que estas personas se sientan, cuanto menos, “distintas”. El problema de este desfase y de ir tan a destiempo es que se acaba por convertir en un lastre, en un tabú que los carga de miedos, inseguridades y complejos. El resultado es un cóctel explosivo que los condiciona y que, en ocasiones, convierte el sexo en la antítesis de aquello para lo que fue creado. Y no, no me refiero a la reproducción.
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