Esto es precisamente lo que sucedió a Koldo García-Iríbar, Alazne Gorriz y Gorka Cabezón, que actualmente viven en la sede de la Cienciología en Caracas, donde hacen todo tipo de tareas domésticas como forma de pago por los folletos de auto perfeccionamiento que les venden unos proxenetas venezolanos muy majos.
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