"Hemos entrado en una pizzería de la Rambla, en el centro de Barcelona. Hemos tomado dos bocadillos, dos coca-colas y dos cafés y hemos pagado 18,40. Es muy caro." aseguran unos turistas italianos. Disfrutar de una mesa en la Rambla tiene su coste, "por culpa de los impuestos que tenemos que pagar" asegura el propietario de un restaurante. Cada establecimiento es el que marca sus precios, aunque en ocasiones tienen dos tarifas, una para turistas y otra para la gente del país. Desde la Generalitat, aseguran no poder intervenir estos precios.
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