Todo comienza en Sussex, a principios del siglo XX. Un paisano trabajador, tirando de pico y pala, de pronto ve cómo un objeto impacta contra su pierna tras salir despedido de debajo de la tierra. No tan duro como una piedra, no tan blando como un terrón de arena. Se agacha, lo coge, lo mira con el ceño fruncido y más tarde, se lo da a un hombre llamado Charles Dawson, coleccionista de fósiles aficionado, el cual dibuja una ancha sonrisa en su cara. Tras esa sonrisa: Un plan que trastocará y tergiversará toda la Historia de la Evolución Humana.
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