El culebrón de los profesores de religión es como para morirse de risa o de pena -según se mire- y demuestra con toda claridad que Valle Inclán no se equivocó cuando dijo aquello de que éste es un país esperpéntico. Para comenzar, lo primero que llama la atención es el sistema que reina en España para ser profesor de religión: los elige a dedo el obispo de la diócesis. De esta manera ocurre que, mientras que todos los demás profesores de cualquier escuela o instituto han tenido que realizar una carrera y superar oposiciones el de religión no
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