La situación en protectoras, ONGs y perreras (qué poco nos gusta este término) cada vez es más dramática. Están tan llenas de animales que ya no pueden acoger a más, y por ello, año tras año se ven obligadas a sacrificar a miles de ellos. Por eso, al adoptar no sólo se cumple un cometido navideño, sino que se cumplen dos: también estáis llevando a cabo una buena obra. Lamentablemente, a día de hoy muchos de ellos son casos de urgencia, que de no encontrar solución en los próximos días, acabarán siendo sacrificados.
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