Me emocioné con mi madre pensando en que mi abuela y mi tía abuela nunca pudieron enterrar los restos de su hermano fusilado. Esas dos mujeres nos criaron a mi madre y a mí y siempre nos hablaron de su hermano mayor. Lamento que mis lágrimas molesten a ciertos medios, pero hay titulares que rebasan todos los límites de la ética. Es triste lo bajo que caen algunos.
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