Tras la hecatombe de 2027 el tiempo de los humanos acabó. Para siempre. No quedó nadie. Siguió otro tiempo sin contar, pues los animales, vegetales y piedras no registran el tiempo. Surgió la raza de los balunda. Unos descendientes venidos a menos de las ballenas que habían regresado a la Tierra. Pero nunca supieron cómo aprovechar los calendarios encontrados, porque el tiempo entre medias era indefinido. Así, decidieron que solo cabía empezar de cero. Y no volver a perder el tiempo. Aun con ello, algunos días parecían pasar como minutos...
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