Son muy viejos. Sin eufemismos y con mayúsculas. El más joven tiene 75 años, y el mayor, 93. Pero rejuvenecen con un micrófono en la mano. Están arrasando en los escenarios de Estados Unidos, su país natal. El público llena teatros y aplaude a rabiar sus conciertos de rock y punk. ¿Puede una banda de ancianos interpretar Should I stay or should I go y emocionar al personal? Sí, puede.
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