En el primer día de uso obligatorio de mascarillas en el transporte público, la gran mayoría de los viajeros de metro, salvo algún que otro despistado, la llevaba puesta. Sin embargo, algunos vigilantes y policías nacionales encargados de que se cumpliera la norma dentro de las estaciones no disponían del material sanitario requerido, según ha comprobado este diario en las estaciones de Atocha y Moncloa. "No tengo permitido hablar”, contesta un vigilante del metro en la estación de Atocha cuando se le preguntan los motivos.
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