Hoy toca ir contracorriente y ser políticamente muy incorrecto para hablar de los desahucios (o más bien de los intentos por evitarlos). Y es que, visto el tema desde fuera, ¿quién no va a apoyar al débil ciudadano que defiende su hogar frente al poderoso?, ¿cómo no sentir simpatía por todos aquellos que se unen en defensa del oprimido?, sobre todo en aquellos casos en los que el enemigo a batir son los bancos.
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