David no tiene las habilidades compositoras de Lennon y McCartney; ni el carisma arrollador de Jagger; ni el virtuosismo de Hendrix o Clapton. Pero está convencido de ser capaz de suplirlo con su capacidad de trabajo. Largas jornadas de aprendizaje de aquel instrumento, de sus peculiaridades, de sus posibilidades armónicas. Cientos de fragmentos sueltos, melodías improvisadas. Trabajo y más trabajo. Un esfuerzo que está seguro de que, junto a su innata inteligencia, acabarán por darle el éxito hoy esquivo.
|
etiquetas: música , glam , rock