Aquí una traducción casera del menda (por lo menos no es Google Translate). Sólo he tenido tiempo de traducir el relato en sí (la parte más extensa, por otro lado), debo irme y no tengo tiempo de traducir sus consideraciones finales sobre lo ocurrido.
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El jueves 22 de diciembre de 2011, en el barrio Tirso de Molina en Madrid, fui detenido, acusado, registrado y a mi modo de ver amenazado por cuatro miembros encubiertos de la policía madrileña, simplemente por lo que creyeron percibir de mis ideas políticas. Puse una denuncia contra este hecho, pero como básicamente los agentes no se identificaron, no pude denunciarlos de forma individual.
Dejadme empezar diciendo que hasta esta madrugada, nunca me consideré un Indignado. Apenas soy joven. Trabajo. Tengo muchas cosas por las que estar agradecido, cosas que los universitarios españoles ven imposible alcanzar. Sin embargo, siempre he simpatizado con el movimiento por la poderosa sensación de injusticia que viene de un sistema que ofrece a la juventud española escasas oportunidades, y que aún así se muestra sordo y totalmente combativo con los jóvenes desencantados que se atreven a hablar alto. Admiro a los Indignados. Los he filmado. Sin embargo, apenas me he manifestado. Todo esto ha cambiado en las últimas 24 horas. Oficialmente soy un Indignado, y me avergüenza un poco que me haya tomado tanto tiempo. Y ahora, mi historia...
La noche anterior quedé con mi hermano sobre las 19:30 en la Puerta del Sol para tomar algunas fotos y vídeos de las protestas (una en apoyo a las víctimas de Franco y otra en apoyo del movimiento madrileño del #15M. Estas son algunas de mis fotos de las protestas...
Vaya por dios, ahora hay que reconstruir el famoso intercambio Farré - David Bravo. La respuesta de este último sería... "Son discográficas que operan a nivel mundial, a nivel mundial. Eso probablemente usted no lo sabe porque ese día estaría...
Con Reverte (o en su defecto, sus columnas) ocurre algo muy curioso: sus fans le admiran por lo que dice, pero sus detractores lo odian por cómo lo dice.
Ahora escribo una página semanal que me sirve de ajuste de cuentas y desahogo, en mi nombre y en el de otros. No es periodismo sino literatura en forma de periodismo, con un personaje que se llama como yo pero que no soy yo. O no lo soy del todo. El APR que firma esa página es también un personaje literario, sólo que hay gente que lo toma por completamente real. Yo, por ejemplo, no digo tacos en mis conversaciones. Ni soy tan gruñón. Por lo demás esa página preferiría no hacerla, como Bartleby, pero a estas alturas hay demasiada gente que la sigue hace tiempo y ya no puedo elegir ni renunciar. Sería una especie de traición a los amigos. Le dedico un día a la semana, y ese día, por supuesto, se lo resto a las novelas. A veces no me hace maldita la gracia interrumpir el ritmo de éstas para hablar de otra cosa. Pero ya he dicho que no tengo opción. Son las reglas.
Sin embargo mucha gente le identifica con su columna. Cosas veredes.
Reitero, para los fans que están haciendo control de daños de la imagen de Jobs en los comentarios o votando negativo: esta noticia trasciende mucho a la muerte de Steve Jobs (hace más de dos semanas ya), a su figura personal y a si nos tiene que caer bien o mal.
La idolatría exagerada e inmadura que siguió a la muerte de Jobs (como la de una estrella de rock de las de antes que muere en su apogeo) es creadora de gurús en potencia, y para bien o para mal Steve Jobs está inspirando mucho más que nuevas maneras de enfocar la tecnología. Por eso este tipo de noticias nunca se airearán lo bastante.
Creo que nadie discute que sea un genio del diseño y el marketing, la cuestión es cuánto de admirable es eso. En el campo de la informática mucho, desde luego. Y su caso individual es todo un ejemplo de superación, desde luego.
Pero cansa la mitomanía excesiva que suele acompañar a las estrellas que mueren en su apogeo. Jobs también era a menudo un cabrón con sus empleados (de machacarlos hasta hacerlos llorar), la filantropía le parecía una pérdida de tiempo (practicaba el individualismo agresivo de una de sus escritoras preferidas, Ayn Rand) y desde luego no se le recordará por sus positivas aportaciones a la humanidad o hacer del mundo un lugar mejor.
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