A las pocas horas que José Montilla convocara las elecciones en el Parlamento para el próximo 28 de noviembre, el eurodiputado Ramon Tremosa ha abierto la caja de los truenos comparando al presidente de la Generalitat con Franco. Lo ha hecho en el Facebook, a través de los medios de comunicación y también desde su blog: “Para una Cataluña autónoma Franco siempre habría deseado un presidente dócil al centralismo que él creó. (...) Habría deseado un presidente sin ambición nacional catalana, regionalista y claudicante al españolismo de Estado que practican los altos funcionarios de Madrid. (...) Montilla se despide como presidente de Cataluña con un gesto inequívoco de franquismo sociológico”, asegura Tremosa.
En España acostumbra a ser muy frecuente hacer aparecer el fantasma del Caudillo en todo tipo de debates, especialmente políticos. Y esto es hace de una manera extraordinariamente alegre; yo diría que incluso irresponsable.
En el fondo, este fenómeno es una variante de la conocida Ley de Godwin, tan extendida en Internet y que trae el nombre de su creador, el periodista y escritor Michael Godwin Wayne. Según Godwin: "A medida que una discusión en línea se alarga, la probabilidad que aparezca una comparación en la cual se mencione a Hitler o los nazis es del cien por cien." ¿Qué razón tiene este hombre! Si habéis participado en algún foro de discusión política seguro que estáis de acuerdo.
Que en todo el mundo aparezca Hitler en cualquier discusión un poco subida de tono atiende a un factor principal, y que es el uso (casi nunca conscientemente) de la falacia conocida como “argumentum ad hitlerum” creada por el profesor Leo Strauss, de la Universidad de Chicago: “Cómo que Hitler es un monstruo, cualquier cosa que comparamos con él (o vinculemos a su nombre) será ineludiblemente mala”.
Nosotros, en España, podemos decir que usamos un tipo de falàcia más “nuestra” y centrada en nuestro malo particular: el dictador Francisco Franco. A este tipo de argumentación, propongo denominarla “argumentum ad francum”.
Se podría basar en el mismo principio de Leo Strauss, a pesar de que yo añadiría que quién la utiliza comete dos graves errores. Primero, no calibrar bien, en una demostración de cierta carencia de sensibilidad social, el daño que se puede hacer a aquellas personas que sufrieron al dictador, al hacer un uso banal de una figura que aconteció un auténtico verdugo para muchas personas. Además, ¿es acertado que nuestros jóvenes acaben creyendo que el objeto de la comparación (persona, argumento, ley, etc.) es equiparable al dictador y a sus actos? Está claro que no, cuando menos, en la inmensa mayoría de los casos. Al margen de contadas ocasiones (Intereconomia, Pío Moa, Libertad Digital, Falange Española...), antes de mencionar el nombre del dictador creo que sería recomendable contar hasta 10.
Muuuuuuyyyy relacionada: www.meneame.net/story/carta-abierta-senor-albert-rivera-2ciutadans. Lo siento, como eso de: "Escribir «zanahoria» en lugar de «pastanaga» en los carteles de una frutería puede salirle muy caro al comerciante. Tan caro como 600 euros" es más falso que un euro de madera, debo votarte errónea.
#4 No es incompatible ser del PSOE y haber levantado el brazo en el pasado. En el congreso me parece que hay unos cuantos que presumen de pasado, personal o familiar, falangista. Y los que deben de callar...
A las pocas horas que José Montilla convocara las elecciones en el Parlamento para el próximo 28 de noviembre, el eurodiputado Ramon Tremosa ha abierto la caja de los truenos comparando al presidente de la Generalitat con Franco. Lo ha hecho en el Facebook, a través de los medios de comunicación y también desde su blog: “Para una Cataluña autónoma Franco siempre habría deseado un presidente dócil al centralismo que él creó. (...) Habría deseado un presidente sin ambición nacional catalana, regionalista y claudicante al españolismo de Estado que practican los altos funcionarios de Madrid. (...) Montilla se despide como presidente de Cataluña con un gesto inequívoco de franquismo sociológico”, asegura Tremosa.
En España acostumbra a ser muy frecuente hacer aparecer el fantasma del Caudillo en todo tipo de debates, especialmente políticos. Y esto es hace de una manera extraordinariamente alegre; yo diría que incluso irresponsable.
En el fondo, este fenómeno es una variante de la conocida Ley de Godwin, tan extendida en Internet y que trae el nombre de su creador, el periodista y escritor Michael Godwin Wayne. Según Godwin: "A medida que una discusión en línea se alarga, la probabilidad que aparezca una comparación en la cual se mencione a Hitler o los nazis es del cien por cien." ¿Qué razón tiene este hombre! Si habéis participado en algún foro de discusión política seguro que estáis de acuerdo.
Que en todo el mundo aparezca Hitler en cualquier discusión un poco subida de tono atiende a un factor principal, y que es el uso (casi nunca conscientemente) de la falacia conocida como “argumentum ad hitlerum” creada por el profesor Leo Strauss, de la Universidad de Chicago: “Cómo que Hitler es un monstruo, cualquier cosa que comparamos con él (o vinculemos a su nombre) será ineludiblemente mala”.
Nosotros, en España, podemos decir que usamos un tipo de falàcia más “nuestra” y centrada en nuestro malo particular: el dictador Francisco Franco. A este tipo de argumentación, propongo denominarla “argumentum ad francum”.
Se podría basar en el mismo principio de Leo Strauss, a pesar de que yo añadiría que quién la utiliza comete dos graves errores. Primero, no calibrar bien, en una demostración de cierta carencia de sensibilidad social, el daño que se puede hacer a aquellas personas que sufrieron al dictador, al hacer un uso banal de una figura que aconteció un auténtico verdugo para muchas personas. Además, ¿es acertado que nuestros jóvenes acaben creyendo que el objeto de la comparación (persona, argumento, ley, etc.) es equiparable al dictador y a sus actos? Está claro que no, cuando menos, en la inmensa mayoría de los casos. Al margen de contadas ocasiones (Intereconomia, Pío Moa, Libertad Digital, Falange Española...), antes de mencionar el nombre del dictador creo que sería recomendable contar hasta 10.