Pero vamos, sólo que me choca que el primer comentario no diga algo como "Qué vergüenza que golpeen así a los periodistas", sino que se ponga a distinguir entre periodistas a priori.
Debería importarnos un bledo de dónde sean. Que la poli reparta por sus cojones a todo quisque ya es bastante chungo.
Claro que no, ya sabemos todos que los policías siempre preguntan antes de soltar una hostia. Así se informan sobre la profesión, procedencia y pensamiento del fostiado, para estar seguros de no errar. O, si no, llevan una foto de periodistas fachas, para no importunarlos si se los topan.
Lo que hay que leer... me pica la curiosidad de saber qué dirías si entre los agredidos hubiera uno o dos periodistas de esos sitios.
Puede que informasen a distancia prudencial de las leches (por decir algo que justifique tu muy karmeado comentario), pero la mayoría de los periodistas de esas cadenas o medios malignos (y conozco a algunos) sólo están intentando trabajar para poder pagarse una casa o un coche, o sencillamente para no estar en paro.
En fin, que eso, en mi pueblo, se llaman prejuicios: acusar antes de saber.
Que luego se acierte o no, poca relación tiene con la mala fe del comentario (lo que te censuro es la actitud).
Y, aparte, o yo investigo fatal -no lo descarto-, o no hay modo de saber de dónde son esos chicos.
(Y aunque lo supiéramos, ¿acaso importa? Son periodistas golpeados. Lo mismo mañana uno deja La Razón y se pasa a El País, como a la inversa Que parece que no sabemos que hoy aquí y mañana allá. Que no estamos en la sociedad cerrada del medievo, repámpanos).
#8 Hombre, va de la virginidad, y el señor es un cura.
Pero como hay un brutal humor involuntario en el sórdido señor éste... pues puse humor.
No seamos tan viles como para andar votando o no, maliciosamente, por leer las etiquetas. Eso es hilar muy fino, ser muy bribón. Al menos yo nunca voy tan a fondo para sopesar un voto o un meneo.
Si no te parecen adecuadas, lo siento. He puesto un poco por encima las que me han venido a la cabeza. Ni lo he meditado, ni quiero conspirar para etiquetar, ni nada.
Si el link te mola, meneas. Si no te gusta, pues no. ¿O no?
Mmmmmmm, me lo he preguntado alguna vez; pero, teniendo en cuenta que tal movida jamás será mi Realidad (pues yo habré muerto unos añitos antes, y no habrá ya mundo ni universo que contemplar), lo enfoco como quien ve una peli de ciencia ficción.
No obstante, mola saber que la eternidad, el cosmos, y la expansión solar andan por ahí.
Es tan delirante, pasmoso, increible y surrealista, que uno no sabe si reírse nerviosamente, poner el grito en el cielo, fliparlo, o un poco algo las tres cosas. Es un WTF! como un piano de cola.
Si no lo muestro a los ojos de los meneantes, reviento.
Ad hominem para nada. Fue usted quién incluyó el "elitismo" discursional en el asunto, al advertirme de que no valía para debatir con su nivel. Por eso incluí la distinción entre "plano en el cual se habla" y "plano del que se habla". Para no caer en la infantil paradoja que Russell, hace más de un siglo, y genialmente, quiso evitar. Bueno, veo que usted obvia ese asunto. Así que yo, sin ninguna acritud, voy a hacer lo mismo. Ahora, en este momento, no me importa mucho, la verdad.
Por otra parte, no suelo andar pensando en quiénes van a leer las ideas que suelto. Intento plasmar un sentido común que no implique falsedad, en la medida de lo posible. Sólo cuando alguien me malinterpreta, o me pide aclaraciones intelectuales, me paso al bando de la Cultura y me expreso en términos elevados, hostiles al común de los meneantes. De lo contrario, intento ser tan sencillo como las alas de la paloma.
No obstante, sus consejos me servirán. Y no lo digo irónicamente. Se lo digo muy en serio.
También Hamlet es un personaje de un libro... y es mucho más real -o más complejo- que mucha gente que conozco. Y seguramente sepas más de Hamlet que de un tal John Carry-Smith, peletero casi anónimo que murió en Londres en 1656, pero que sí fue exactamente real.
Lo digo porque, a efectos prácticos, cuando de gentes pretéritas se trata, y sobre todo si éstas perduran a través de los libros... el personaje adquiere tanta influencia que es como si hubiera vivido (o sobrevivido) más que los demás.
En cuanto a Jesús... lo que está en duda es la historicidad del personaje. Que algún loco predicador hubo por la zona lo testimonian variadas fuentes. Que una sola de las palabras suyas que nos han llegado sean verdaderamente "suyas" es algo muy, muy dudoso. Es un agujero negro en la Historia, y tal cual se quedará. Así que, bueno, al menos dijo muchas cosas interesantes. Como las dijo también Hamlet (a pesar de ser hijo de Shakespeare).
#5 Sí, hay algo en la entradilla que no pega. Jesús estaría contra la Iglesia. No contra la "Nueva buena noticia".
Usted, eso de las clases que no pueden pertenecer a sí mismas, la Paradoja de Russell... como que se la saltó en las clases de filosofía, ¿no?
Le ilustro algo (aunque a vuesa merced no hará falta intruirla en nada):
También es conocida como la paradoja del mentiroso: "Todo que digo es mentira".
En estos enunciados hay dos planos: uno, el del contenido semántico de la enunciación. Otro, el de la enunciación en sí misma.
Se solucionó separando lo uno de lo otro, en jerarquías.
"X dice: miento en todo".
Y se acaba la controversia. Son dos niveles distintos: el del habla (que es coyuntural, pues toda frase necesita de un sujeto que la diga); y el del mensaje (que posee pleno sentido referido a cosas).
Cuando yo digo "no hay que creer en nada", oh gran mente tan sutil, estoy dejando fuera mi razonamiento, porque éste constituye la propia frase. Si no fuese capaz de decirla siquiera, no es que no creyera en nada. Es que carecería de la capacidad del habla.
Pero a una mente tan genial como la suya, con ese nivelazo, con esa capacidad, estas cosas ya las sabñia de antemano, ¿verdad?
No sé si estoy ya al nivel de su extraordianria visión discursiva, pero sí sé que usted, en la facultad de filosofía, hubiera suspendido lógica de grupos cual bellaco. Y hubiera desesperado a los profesores por la planicie de sus argumentos.
"¿Cómo puedes 'no creer en nada' si estás diciendo que no crees en nada?". Madre de Dios. Enfrentar la enunciación de la frase con su propia segunda parte. Es usted genial,
En fin, eso me pasa por hacer lo que decía Jesús en Mateo en 7:6.
(Búsquelo usted en Internet, y así se entretiene un ratejo).
Claro que el escepticismo "llevado al extremo" es un dogmatismo.
Para eso hace falta "creer en el escepticismo". Por eso escribo yo:
"Quien no cree en nada no va a hacerle daño a nadie nunca, en el nombre de nada".
(Ni siquiera, por supuesto, en nombre del 'escepticismo', que ya es un algo).
Revísalo, que parece un círculo vicioso, pero de circular no tiene nada.
Por lo demás, como dices, todos tenemos nuestras fes y nuestras creencias. Es inevitable. Yo el primero. Porque no estamos nunca hechos del todo, ni somos infinitos. Pero eso no quita que sepamos también, en una absoluta contradicción con nosotros mismos (contradicciones sentimos todos a cada rato, y eso es bueno), que cualquier Idea o ideología contiene un gato encerrado. No me gusta eso de que vamos buscando "ideologías" mejores o peores. Son distintas. Un cambio no implica necesariamente una mejora, aunque nosotros creamos que sí.
La gracia está en saber tomar distancia con todas, y ponerse a pensar en ello. Como tú dices, de todos modos.
Pero ni siquiera esas palabras son mías, y ojalá fueran de todos. Es un placer encontrarse con gente que sabe razonar, que ni defiende nada, que escucha y contesta bien... y también es cojonudo que haya gente que valore eso, como tú, o como yo. Y como muchos más, estoy seguro.
De todas maneras, todo lo que sea lenguaje es razón. Todo lo que pueda se exprese mediante el lenguaje es racional. Incluídas las ideología.
La Realidad, la vida, el mundo, es mucho más amplio. Por eso la razón, cuando habla de ello en serio, no se acaba nunca. No tiene límites. Por lo tanto, tampoco tiene metas u objetivos. No pretende encerralo o limitarlo todo. Porque ni puede ni quiere ni debe.
¿Cree usted que la razón significa llegar a definitivas conclusiones? ¿Que ésta quiere ser la Verdad, y que por tanto es uan ideología?
Está anticipando un prejuicio muy extendido que puede soslayarse con facilidad.
¿Se acuerda de los primeros diálogos de Platón, sin duda los más Socráticos, los menos contaminados por las opiniones personales del propio Platón, en los que Sócrates divagaba sin llegar a conclusión alguna, pero al mismo tiempo obligando al interlocutor a reconocer su ignorancia?
Esos son los dos efectos de la razón y la lógica:
1- Nos despojan de nuestras ideas personales, de nuestros posibles argumentos ad hominem.
2- No tienen por qué llevarnos a una conclusión definitiva (aquí es donde ya se diferencia de las ideologías).
3- Pueden servir para descubrir cosas nuevas.
4- Nos revelan nuestra ignorancia.
¿No es grandioso? ¿Razonar, descubrir cosas, no llegar ni siquiera a conclusiones, y no tener que preocuparse ni del pasado, ni del futuro, ni de las etiquetas, ni de uno mismo? ¡Joder, qué alivio! ¿No le parece un verdadero desahogo no tener que andar defendiendo nada porque sí; sólo entregarse al mero razonar?
Lo malo de las ideologías es que, repito, consideran al hombre una cosa, porque lo importante son ellas en sí mismas. No sé de dónde ha sacado usted eso de que el fascismo es "aniquilar" (vaya verbo tan ocuaz, no me extraña que suene a algo chungo) las ideologías. ¡Si el fascismo no puede funcionar sin ellas!
Quien no cree en nada no va a hacerle daño a nadie nunca, en el nombre de nada. Ni siquiera en nombre de no creer en nada (si no se cree en nada, lo mejor es no ser consciente de ello).
Me está usted catalogando, ¡sin haber entendido nada de lo que he escrito!
Se lo resumo todo en una frase:
"Jamás la falta de fe o el descreimiento han apretado el gatillo de un arma o dicho una mentira a sabiendas".
Si uno cree en algo, ese algo (una ideología) justificará cualquier cosa que imponga a los demás.
El fascismo es creer que las propias ideas le sitúan a uno por encima del resto. El fascismo es creer que el mundo debe y puede organizarse de acuerdo con las propias convicciones. El fascismo consiste en suplantar al hombre por una Idea, y en catalogar a la humanidad en buenos (uno y sus ideas) y malos (los que se oponen a las ideas personales).
Y le aseguro que Hitler y demás tropa estaban bien seguros de que los buenos eran ellos.
Lo único válido de verdad es la lógica y la razón. Porque son comunes a todos. Porque no admiten tergiversaciones políticas. La lógica es la que es. No hay en ella bandos. ¡Ni opiniones personales! ¡Ni buenos ni malos!
Como me diga ahora que estoy usando los típicos argumentos de los falangistas de los años 30, me como el teclado pieza a pieza.
O, al menos, antes de contestar, leáse la negrita, que así le facilito la lectura y no tiene que andar meditando de verdad sobre todo lo que lea.
¿Dicen ustedes que los malos son los de izquierdas? Bueno, pues yo no sé a qué refiere usted con izquierdas, así que no voy a juzgar jamás a nadie con sus parámetros.
¿Dicen ustedes que los malos son los de derechas? Pues lo mismo.
Con una actitud así, ningún régimen, ningún gobierno, podría manipular jamás a nadie ni obtener un poder sobre nuestros espíritus (en el sentido psicológico del término).
El hacer un mundo mejor nada tiene que ver con asociarse a un credo político.
Al revés: las mejoras suelen llegar cuando el hombre se cansa de luchar contra sus "enemigos". O, dicho de otro modo, cuando deja de crearse oposiciones o enemigos para así encontrar su falsa identidad.
Pero es también un defecto de la educación muy extendido: "Si alguien dice que no cree en las ideas políticas, entonces ese hombre está en contra del progreso".
Advierta, sin embargo, dónde reside la falacia. Y cómo ese argumento está fabricado para educar a las masas en una buena ideología política. Que todo el mundo crea en algo, aunque sea para mal.
Hay rencor en toda persona capaz de coger a las gentes y, segú vaya usted a saber qué criterios, decidir que pueden dividirse sin dudarlo entre "izquierdas" y "derechas".
Porque así, la memoria, que en el sentido estricto sólo puede aplicarse a lo vivido, se convierte de repente en la base cultural de un rechazo político (bastante irracional) hacia quien no piense como uno.
A este mundo nadie nace "de derechas" o "de izquierdas". Hace falta mucha educación en cualquiera de las dos fes, para que un pobre señor pueda decir de sí "Pues yo soy de derechas/izquierdas".
Mucha educación, y mucha fe en creer que no hay una gama de infinitos matices entre ambos, de gentes que no son lo uno ni lo otro, de realidades que escapan a una calificación tan bipolar y tan tonta.
Toda ideología política es funesta. TODA. Quien no cree en una Causa política, o quien no cree en un enemigo político, en una "oposición" política ideológica, está más libre que quien sí cree.
(Pues quien sí cree debe pensar en el enemigo, y Éste acaba volviéndose una Idea abstracta que alimenta ciertas oscuridades del carácter).
Moriré de viejo y nunca comprenderé cómo el hombre puede tener la certeza irracional de que el mundo, que es infinito, pueda clasificarse según sus estrechas clasificaciones. Ni cómo llegamos a eso de decir, con la conciencia tranquila: ¡Izquierdas! ¡Derechas! Y creérnoslo.
Ni derechas, ni izquierdas, ni políticas, ni memorias, ni desmemorias.
La vida sin juzgar a los demás, que no es poco. Y a sin condenarlos, desde luego.
No son estúpidos, hombre. Lo que pasa es que viven en el engaño, que no es lo mismo. Es la parte de mi comentario que te has saltado, o que no has entendido.
"Pobres, no saben lo que hacen."
Si dices que son estúpidos, estás situándote a ti por encima, moralmente (que no racionalmente), de ellos.
Les estás juzgando y condenando. Porque les desprecias. Porque les arrojas la responsabilidad de ser estúpidos; porque crees que, siendo estúpidos, no es que vivan engañados, es que son estúpidos de por sí.
Pero eso conduce a sitios muy chungos. Los peores no son los que viven engañados. Los peores son los que viven del engaño, los que se lo creen, los que se consideran importantes, los que se tienen por encima del resto. Ésos, además de vivir engañados, se creen que saben lo que hacen, y se creen superiores al resto (obispos, altos ejecutivos, directores del FMI, presidentes del gobierno, estrellas del rock, etc).
No sé si entiendes la perspectiva que intento pintar aquí.
Pero, en fin, no confundamos ignorancia con estupidez. El estúpido se cree alguien, y se cree con razón frente a los demás, sin dudas; el ignorante, sencillamente, no sabe.
En todo caso, puede que sus ideas sean estúpidas: ahí está bien atacar. A sus razones.
¿No os asusta un poco que cada vez queramos más, y más, y más, regularlo TODO, que haya leyes para todo lo que nos gusta, para lo que no, para esto y para lo otro?
En el 2089 van a regularnos hasta cómo sacarnos un moco.
Por amor de Dios, que cada cual haga lo que le salga de las narices. Que hay márgenes que no tienen por qué tocarse.
Qué manía de hacer leyes hasta el infinito. Parece esto 1984.
Quizá dentro de 20 siglos los economistas sean unos chamanes, y digan las generaciones venideras de nuestro siglo: "Cómo creían en la mística del sistema económico. ¡Al menos aquellos prehistóricos cristianos dictaban normas morales! Estaban equivocados, cierto es, pero no creían que estaban controlando el mundo con sus estúpidas normas económicas! ¡La de daño que nos hizo eso del capitalismo! ¡Mucho más que esa religión que sólo afectaba al espíritu, el capitalismo nos jodió de verdad!"
Es un decir muy hipotético, pero vamos, lo que quiero expresar es esto: Asombra saber cómo de ciegos estamos (estoy) a las taras mentales, a los credos, de nuestra propia época.
Por eso es buena la sana distancia. Y sospecho que en esto estamos muy de acuerdo.
No sé quién es mi ídolo religioso. No creo en religión alguna. Soy ateo en el sentido más puro de la palabra, o así lo intento. O has leído fatal mi comentario, o muy rápido, o yo me he expresado mal, o no entiendo tu ironía.
Tampoco sé quién es "mi amigo".
Los argumentos monetarios son suicios porque son numéricos, no humanistas. Porque no tienen en cuenta al hombre, sino a los números.
A nadie -ni a ti- le gusta verse reducido a ser un número, una nómina, una cuenta.
Claro que todos nosotros vivimos bajo la dictadura del dinero, del IVA, y de lo que se te ocurra, pero no te confundas. Que yo cotice, que yo use el dinero, o que yo y mis amigos (pero no sé a qué te refieres con eso) paguemos impuestos, no quiere decir que no sea razonable pensar en el dinero como en una cosa ajena al hombre, como en un absoluto abstracto que no tiene al hombre o a la humanidad por el centro de la vida.
Mezclo el fútbol porque acarrea gastos estatales, y porque ya hace falta tener fe para decir "hemos ganado el Mundial": así, en plural mayestático. Hace falta mucha fe para creer que España son 22 jugadores de un deporte.
Pero el dinero empleado en esa fe parece molestar menos que el empleado en otras. Curioso.
"La historia avanza a golpes, negarlo es asumir que no has abierto un libro de historia ni para ver las fotos."
Muy cierto. La historia es la narración de un montón de gente muriéndose para siempre (pero para siempre, para siempre, ¿eh?) en nombre de causas que, en el fondo, le importarían un comino.
¿El Imperio Romano? ¿El Imperio Persa? ¿Las cruzadas? ¿Napoleón? ¿Alejandro Magno? ¿La revolución rusa?
Vivimos ochenta años. La historia, dicen, ocupa milenios.
No merece la pena morir, ¡o matar! por ninguna causa.
La lección de la historia, como bien dices, consiste en enseñarnos la estupidez de la gente que cree que la violencia nos llevará a algún lado.
¿Quién recuerda, o a quién le importa ahora, la matanza de los hugonotes?
Y, según tu razonamiento, el señor que hace poco pegó tiros en Oslo era un idealista. Él sí tenía sus causas, él sí sabía de qué iba la historia. Ya lo dijo: "Era terrible, pero necesario".
Bien lo dices tú: "La no violencia por norma es un cáncer".
Pues bien, te doy otra idea: Toda CAUSA es un cáncer.
Pones el ejemplo del hombre que trabaja 12 horas diarias. Eso crea empatía. Te enfadas contra el patrón.
Lo que no dices es que eso se debe, no a "no usar la violencia", sino a la cobardía humana. A que nadie se negara a currar 12 horas. A que todos fueran unos egoístas entregados a Su Causa (a su bienestar).
Te veo fascinado ante la violencia de las causas y la Historia.
Ten cuidado. Si mañana, mañana mismo, tú y yo morimos, no habrá historia que valga.
Nos habremos muerto para siempre. Y cualquier causa nos parecerá una gilipollez. Y pensaremos: "Joder, para el poco tiempo que pasé en la existencia, y anduve enfrascado en chorradas localistas".
La violencia implica fe en saber por qué matas al otro. Y para eso hace falta estar muy equivocado, o tener una mente muy perversa, muy torturada.
Dios nos libre de lo uno o de lo otro.
P.D: No sé a qué viene Franco aquí. Podrías haber mencionado a los latinos y a Julio César (que mató a más gente que Franco, pero como pasó hace mucho no es malo: es historia, ¿verdad?).
Lo que quiero decir es que estamos yendo contra una forma caduca de Dios.
Si Dios es un modo de justificar la estupidez o la arbitrariedad del Poder, así como de adoctrinar a las masas en una creencia, tan Dios era el Dios del catolicismo como lo es ahora la creencia en el Estado o el Dinero, que todo lo justifican.
Si te fijas, toda la cuestión del Papa se basa en lo siguiente: en que no quieren que el Estado (Dios 1) emplee mal el Dinero (Dios 2).
El Hombre, el individuo, el pueblo, no aparece por ningún lado.
Vamos, que es de todo menos una sana postura humanista.
Lo que pongo de manifiesto con mis amigos homosexuales (y he hablado con ellos de esto mil veces) es el hecho de que, en el fondo, lo que se ha reemplazado ha sido una religión por otra. Antes, tu Señor era Dios: a él entregabas tu vida, ante Él te resignabas.
Ahora, tu Dios es el Dinero (y tu Estado): ante Él te resignas, a Él entregas tu vida. A él le pides que te diga qué ser.
Antaño intentaba disimularse. Hablar de dinero era algo sucio. Ahora uno dice ya sin tapujos que lo importante es lo que Su Estado hace con el dinero.
En resumen: que los ateos que se quejan de la visita del Papa por lo que les cuesta, son ateos por mis cojones. Sólo han cambiado una fe por otra. Pero creer, ¡vaya si creen! ¡En su bolsillo! ¡Tanto como Mahoma en Alá!
Y tanto los del 15M como los JMJ, aunque por suerte dialoguen, son muy, muy creyentes. Cada uno en lo suyo.
Pero no se dan cuenta, claro.
Ah, y sí, se puede ser creyente y laicista... si el laicismo se refiere a Papá Estado.
Si se refiere a uno mismo, no. Uno no puede creer en Dios y no creer en nada a la vez.
Ni los peregrinos se van a volver escépticos, ni los del 15M creyentes.
Pero está bien que diserten y no anden a hostias, algo es algo.
Eso sí, seguro que ninguno de ambos bandos se pregunta si el nuevo Dios (el "SER" que lo justifica todo, y al que todos quieren aspirar) es el Estado o el Dinero.
Porque el Dinero mueve el mundo (cómo nos cabrean nuestros impuestos), y porque el Estado parece ser el espejo en el que todos queremos mirarnos (le pedimos que legitime nuestro ser, que nos diga cuáles son nuestras obligaciones, nuestros derechos, nuestra nacionalidad, y hasta nuestro yo, casi).
Es más, conozco a amigos homosexuales que no podían dormir -los pobres- hasta que el Señor Estado les dijo que estaban casados. Y el caso es que antes de eso... ¡Ya vivían juntos! ¡Y se querían lo mismo! ¡Y cotizaban juntos! ¡Y eran herederos mutuos! ¡Y llevaban unidos 30 años! ¡Y pasaban de la Iglesia y de sus caducos casamientos!
Pues nada: hasta que el Estado, o Dios, no les dio el visto bueno, y les casó (como el ritual ése arcaico de la Iglesia, mira por dónde) y les reconoció como pareja, estaban los pobres en un sinvivir. ¡Qué poderoso es el Estado! ¡Cómo necesitamos Su aprobación! ¡Amén, oh Estado! ¡A ti sí que te lo debemos todos! ¡Hágase tu voluntad!
Pero imagino que a tales abismos de discusión, a tales tuétanos, pues no llegan. Ni los 15M ni los peregrinos.
Y, aún así, aunque nos cueste dinero, hace poco un amigo me dijo lo siguiente:
"La selección española, ese grupo de millonarios que nada tiene que ver con nosotros, ganó la Eurocopa y el Mundial. Y se paralizó Madrid para las celebraciones, y sacaron a la policía, y todos lo pagamos. Y nadie se quejó. Y hace tres meses hicieron una carretera en Galicia verdaderamente inútil, con nuestros impuestos, y nadie se quejó. Y hay por ahí un aeropuerto vacío, sin aviones, y nadie ha ido a manifestarse. Lo curioso es que la religión sí cabrea, sí mueve. Y no es una razón mayor que las otras. De hecho, mueve más gente. Pero parece como si sólo les cabrease de verdad esto, y no lo otro. Y lo considero un poco tópico, un poco contra-sentido".
Y añado:
Siempre me parece irónico que se critique la visita de un líder religioso apelando a la Rentabilidad.
Pues, si en la antigua religión católica mandaba Dios sobre todas las cosas, y cualesquiera razones quedaban anuladas ante Él... en nuestra moderna adoración por el Dinero, la Rentabilidad, el Crédito y los Impuestos, cualquier otro argumento debe detenerse. Son nuestro Dios absoluto: ante él, no caben apelaciones.
Todo se justifica, absolutamente, por el gasto y el ahorro. O sea que, irónicamente, parece que si el Papa viniera gratis, y se pagara él todo, mientras a nosotros no nos afecte al bolsillo, nos importa un bledo, ¿no?
Pues no. Ya lo dijo el jodido Jesucristo: No se puede servir a Dios y al dinero.
Pero no imaginaba el pobre que Dios y el dinero acabarían siendo lo mismo.
Así pues, la cosa es que la mejor arma es la indiferencia absoluta, el no hacer caso: no los (sucios, típicos, inhumanos) argumentos económicos.
Pero vamos, sólo que me choca que el primer comentario no diga algo como "Qué vergüenza que golpeen así a los periodistas", sino que se ponga a distinguir entre periodistas a priori.
Debería importarnos un bledo de dónde sean. Que la poli reparta por sus cojones a todo quisque ya es bastante chungo.