Ver la página de Pérez Abellán no tiene precio. Entre otra cosas:
Prepárese para un recorrido por el fascinante mundo de los asesinos españoles de todos los tiempos de la mano de Francisco Pérez Abellán, uno de los periodistas de investigación más prestigiosos.
Dicen por ahi que la entrañable escritora Lucía Etxebarría, ganadora del Premio Planeta, mencionó recientemente en una entrevista tevevisiva que murciélago era la única palabra del idioma castellano que contenía las 5 vocales.
Un lector, José Fernando Blanco Sánchez, envió la siguiente carta al diario ABC para animar a tan ilustre señora a ampliar sus conocimientos:
¡Confiturera, frene la euforia!
Un arquitecto escuálido llamado Aurelio (o Eulalio, no estoy seguro) dice que lo más auténtico es tener un abuelito que lleve un traje reticulado y siga el arquetipo de aquel viejo reumático, desahuciado y repudiado, que consiguiera en su tiempo ser esquilado por un comunicante que cometió adulterio con una encubridora cerca del estanquillo (sin usar estimulador).
Señora escritora: si el peliagudo enunciado de la ecuación la deja irresoluta, olvide su menstruación y piense de modo jerárquico. No se atragante con esta perturbación, que no va con su milonguera y meticulosa educación, y repita conmigo, como diría Cantinflas: ¡Lo que es la falta de ignorancia!
Así como el fascismo es una corriente deleznable en sí misma, no estaría de más recalcar que abertzale significa patriota. Aunque lamentablemente y por una perversión del lenguaje se hace una equiparación entre abertzale y terrorista, sobre todo debido al sector que sigue justificando las acciones de ETA, no estaría de más seguir insistiendo en que es perfectamente posible ser abertzale y condenar el uso de la violencia. De hecho, ese es el caso de la mayoría de vascos con sentimientos abertzales.
Cosa que sin embargo no sucede con el fascismo, bajo mi punto de vista.
Sería ridículo su fuera al revés, es decir, si el speaker del Helmántico gritara Viva España tras cantar las alineaciones en cada partido y no lo hiciera cuando se recibe la visita de la Real. Pero justamente ese grito parece ser que se hizo no por una irresistible incontinencia del espíritu patrio sino más bien aprovechando que el equipo vasco acudía al campo salmantino.
Yo, particularmente, no pido a nadie que esconda sus afinidades políticas, patrióticas o como se quieran llamar. Pero rechinan cuando no están en el tiempo adecuado y, sobre todo, cuando se hacen con un ánimo más o menos logrado de molestar a alguien.