Mi profesora de piano decía ser incapaz de escribir (componer) o dibujar siquiera una sencilla improvisación en vivo, siempre debía tener delante de sí una partitura para que sus dedos comenzasen a garabatear, y eso la desasosegaba frente a alumnos con aún escasa formación, pero que eran capaces de crear una canción sencilla con una técnica que ella, bastante a menudo, criticaría como deficiente.
Entre otras cosas decía no poder ir al cine sin ver pasar mentalmente la banda sonora de la película, como si las notas bailasen en un pentagrama dibujado sobre la pantalla; y más que disfrutar con ello sufría al ser recurrente esa obsesión por "ver" y analizar cómo estaba conformada esa partitura.
Apenas le bastaba escuchar un fragmento sonoro para descomponerlo en sus más íntimas partes, identificaba la altura de las notas con asombrosa precisión, y tras un par de escuchas podía reproducir algunos pasajes sin cometer errores apreciables.
Pero mi mayor sorpresa fue descubrir que el hecho de imaginar o soñar con una melodía nueva (algo que para mí es sencillo y habitual) para ella era algo desconocido y desconcertante.
Suponía que antes de todo proceso creativo (al menos musicalmente) está el método, y que el brillo de la espontaneidad no es tal sin, al menos, unos mínimos rudimentos musicales (punto que siempre intenté rebatir).
(Aún hoy piensa que Euterpe es un mito, aunque la fragancia de su corona impregne sutilmente sus sentidos).
"Hay que recuperar la confianza en la política. Con corrupción y poco talento es complicado", afirma. "Yo cobro 4.500 euros al mes. Estaba en el Parlamento, pero lo he dejado y ahora me lo paga el partido durante unos meses. Y aporto el 10% al partido. Así que es menos que un sueldo. Un presidente del Gobierno que lo haga bien debería ganar 250.000, 300.000 euros, como el rey o un poco menos", dice defendiendo la necesidad de regular la remuneración de los altos cargos. "En la política hay que hacer un voto de honradez, no de pobreza", sentencia."
#20 Cierto: "Para los que están en casa, con familiares o en locales profesionales en IDF (Île de France) eviten salir a menos que sea absolutamente necesario."
Cerró en 2012 por motivos económicos y ahora, solo para intentar pasar el test del CSN, dicen que invertirán cien millones de euros en mejoras.
Una empresa, Nuclenor, que solo tiene esta central parada y acciones de un dos por ciento de la de Trillo.