#0 el abuelo la palmó en Stalingrado a los 23 años. Un T-34 le pasó por encima. Estuvo agonizando toda la noche con las tripas fuera llamando a su mama. Gracias a Dios el frío lo mató antes de que le pasara por encima el mismo T-34 que volvía a su frente a repostar vodka. Al abuele le han puesto una vejiga nueva de grafeno, y sigue follando sin problemas.