#31 La lengua no es machista. Si no, mira:
Un conjunto de hombres armados en barco: una armada.
Un conjunto de de hombres musicalizados: una banda o una orquesta.
Un conjunto de hombres caballeros: la caballería.
Yn conjunto de hombres con espadas: la infantería.
Un conjunto de hombres bárbaros: la horda.
Es lo que se llama el plural femenino colectivo. El lenguaje a veces sigue derroteros inesperados, como en vez de poner una -s al final de la palabra, cambiarla al femenino.
Hay que buscar el sexismo donde lo hay (sueldos más bajos, bajas de maternidad, puestos de responsabilidad) y no donde no lo hay.
Y no me habléis de visibilidad en el lenguaje... si eso fuese cierto no habría un solo astronauta... hombre, claro.
Yo me quedaria con (Visto en no recuerdo que foro, me lo autoenvie en un correo para no perderlo jeje)
En la baca de mi coche llevaba atada una vaca. Volqué y ambas "bacas" destrocé...
Contestacion de la RAE
" Los términos baca ('portaequipajes' o 'fruto del laurel') y vaca ('mamífero rumiante') son homófonos, es decir, se pronuncian del mismo modo, pero no homógrafos, es decir, no se escriben de la misma manera.
Por tanto, es posible enunciar la frase que nos plantea en la lengua oral, pero se trata de un problema irresoluble en la lengua escrita. Al escribir, la alternativa puede ser simplemente omitir el sustantivo: tengo que quitar las dos."
QUIEN HACE LA LEY HACE LA TRAMPA, AL MENOS EN RESTAURANTES. El secreto: los reservados; la trampa: "lugares públicos". Hoy, 14'30, restaurante de Entrevías. Éramos 8 a almorzar (3 fumadores). El dueño del mesón tiene pensada una solución desde que se olió lo que le venía encima. Nos hace un CONTRATO privado DE ARRENDAMIENTO (un modelo sencillo, de un folio por una sola cara) del reservado por el tiempo que dure la comida, por el precio simbólico de 1 euro (que nadie pagó), cuyo 'arrendatario' irá variando en función de los que se añadan luego a almorzar en el mismo. Así, el salón pasa de ser "lugar público" a "local privado", donde se permite fumar. Nadie puede molestarse y todos contentos. Punto pelota.
El petróleo vuelve a estar por encima de 90 dólares. El cobre y el algodón han alcanzado precios récord. Los del maíz y el trigo están subiendo. En conjunto, los productos básicos han subido un 25% en los últimos seis meses.
¿Qué significa esto?
¿La especulación se ha vuelto loca? ¿Es una excesiva creación de dinero, el inicio de una inflación desbocada a la vuelta de la esquina? No y no.
Lo que nos dicen los mercados de productos básicos es que vivimos en un mundo finito, en el que el rápido crecimiento de las economías emergentes presiona a la oferta limitada de materias primas, subiendo sus precios. Y América es, fundamentalmente, un espectador en esta historia.
Algo de historia: la última vez que los precios del petróleo y otros productos básicos estuvieron tan altos, hace dos años y medio, muchos analistas calificaron el proceso como una aberración provocada por los especuladores. Y se apuntaron el tanto cuando los precios volvieron a bajar en la segunda mitad de 2008.
Pero la caída de precios coincidió con una fuerte recesión mundial que causó la bajada de la demanda mundial de materias primas. La gran prueba será cuando se recupere la economía mundial. ¿Serán caras otra vez las materias primas?
Todavía sentimos la recesión en América. Pero gracias al crecimiento de las naciones emergentes, la producción industrial mundial acaba de pasar el anterior máximo; y sí, los precios están subiendo otra vez.
No quiere decir que la especulación no tuviese su papel en 2007/2008. Ni que tengamos que rechazar la idea de que tenga alguna influencia en lo que está pasando ahora. Por ejemplo, ¿Quién es el misterioso inversor que ha comprado una gran parte de la producción mundial de cobre? Pero el hecho es que la recuperación económica mundial también haya traído una recuperación de los precios sugiere que la fluctuaciones reflejan sobre todo factores fundamentales.
El propósito de las oposiciones es (o debería ser) seleccionar a los trabajadores que van a tener un mejor desempeño, de forma justa y objetiva, de manera que cualquiera tenga oportunidades de acceder al empleo público independientemente de su extracción social. Realmente las oposiciones no consiguen practicamente ninguno de sus objetivos:
a) No seleccionan a la persona que va a tener un mejor desempeño futuro. A no ser, claro, que el trabajo vaya a consister en aprobar exámenes, que es en lo que han demostrado tener un buen desempeño...
b) Un estudiante de oposición debe tener alguien que lo mantenga durante años mientras él se dedica exclusivamente a estudiar. Por lo tanto tienen muchas más facilidades los estudiantes que sean de clase alta que los que vengan de familia obrera. No se cumple por tanto el objetivo de justicia social.
c) Se desperdicia un capital humano increíble. Son muchos años los que los opositores se pasan memorizando temario, sin trabajar ni adquirir experiencia, sin formarse, sin formar una familia (quien lo desee)...
Ante cualquier planteamiento serio de cambio del sistema selectivo, los funcionarios y los sindicatos se cierran en banda y empiezan con acusaciones de "enchufismo" y "a-dedismo". Si no le interesa a nadie que el funcionario sea seleccionado en función de su futuro desempeño yo propongo un nuevo sistema: la lotería funcionarial. Se venden cupones, se hace un sorteo y los que ganan adquieren plaza de funcionario. Así al menos nos ahorraríamos el desperdicio de capital humano
Y recordad, cuando penséis en funcionarios no os quedéis en el tipo de la ventanilla. Pensad en jueces, fiscales, abogados del estado, médicos, inspectores de hacienda y de trabajo, asistentes sociales, profesores, etc.
Un conjunto de hombres armados en barco: una armada.
Un conjunto de de hombres musicalizados: una banda o una orquesta.
Un conjunto de hombres caballeros: la caballería.
Yn conjunto de hombres con espadas: la infantería.
Un conjunto de hombres bárbaros: la horda.
Es lo que se llama el plural femenino colectivo. El lenguaje a veces sigue derroteros inesperados, como en vez de poner una -s al final de la palabra, cambiarla al femenino.
Hay que buscar el sexismo donde lo hay (sueldos más bajos, bajas de maternidad, puestos de responsabilidad) y no donde no lo hay.
Y no me habléis de visibilidad en el lenguaje... si eso fuese cierto no habría un solo astronauta... hombre, claro.