#5 También era mi única hermana. Tenía 43 años.
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No quiera saber cómo la comprendo. Mi hermana nos dejó en septiembre, también después de tres años del diagnóstico, después de haber oído miles de veces que el cáncer de mama era poco menos que como que te cortasen el pelo o cosa así. Sé que son cosas que se hacen con buena intención, pero te acaban haciendo sentir mal... Acabas sintiéndote culpable por estar triste, por sentir ira, por la frustración que experimentas cuando te dicen que no, que no va a salir, que no hay cura, que se muere. Y mientras, ves a todo el mundo diciendo "bien por las mujeres que luchan, una sonrisa por ellas, mucho ánimo, oh sí, qué valientes son, qué grandes, qué maravilla"... UNA MIERDA. No quieren sonreír, no quieren ser valientes, ni enfrentarse a nada. Quieren tener miedo, quieren llorar, pero claro, eso no queda bien en la foto.
El cáncer, no se cura sonriendo, ni siendo valiente. El cáncer es una maldita lotería de la muerte, no me digáis encima cómo tiene que sentirse nadie. Yo tampoco quería sonreír ni ser valiente, ni mis padres, ni sus hijas... Lo siento mucho si esto os fastidia el esquema lazorosista, pero es la verdad. El cáncer, no es ponerse un pañuelo y sonreír en una foto del FB. Es vomitar día tras día, es enflaquecer, es ver cómo se le hinchan las manos de tal modo que se le revientan los dedos, es ver cómo se le cuartea y rompe la piel, es ver... es verla apagarse lentamente en la cama de un hospital y secar las lágrimas de una niña que se queda sin madre con siete años.