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La Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo ha reconocido el derecho a cobrar la pensión de viudedad a las dos esposas de un ciudadano marroquí polígamo, que sirvió para el Ejército español en el Sáhara y que percibía una paga con cargo a España.
La polémica piropil ha resurgido a raíz de la campaña No seas animal, lema con el que la Junta de Andalucía quiere erradicar una “práctica socialmente aceptada que normaliza el papel de las mujeres como objeto sexual”. No va la iniciativa del Instituto Andaluz de la Mujer a multar a nadie que le grite a las mujeres por la calle, porque no prohíbe una conducta sino que la ridiculiza, catalogándolos como fauna callejera según el grado de mal gusto: del gallito que piropea en la distancia al cerdo que profiere barbaridades.
La Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo ha reconocido el derecho a cobrar la pensión de viudedad a las dos esposas de un ciudadano marroquí polígamo, que sirvió para el Ejército español en el Sáhara y que percibía una paga con cargo a España.
La polémica piropil ha resurgido a raíz de la campaña No seas animal, lema con el que la Junta de Andalucía quiere erradicar una “práctica socialmente aceptada que normaliza el papel de las mujeres como objeto sexual”. No va la iniciativa del Instituto Andaluz de la Mujer a multar a nadie que le grite a las mujeres por la calle, porque no prohíbe una conducta sino que la ridiculiza, catalogándolos como fauna callejera según el grado de mal gusto: del gallito que piropea en la distancia al cerdo que profiere barbaridades.