Sinceramente, creo que a los trabajadores ya se nos ha exprimido hasta el límite, bajando los precios de electricidad, combustibles y telecomunicaciones, también se ganaría en competitividad, pero claro, igual se tienen que apretar el cinturón los que pueden y no quieren...
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Yo soy más de la opinión, de quien quiera religión que se la pague.
No es de recibo que financiemos despachitos con suelos de marmol, a gente que está todo el día mano sobre mano, mientras hay miles de familias enteras viviendo en precario, a ellos mismos les debería dar vergüenza no ser consecuentes con lo que predican..