#79 ¡Gracias! No sabría responder a esta pregunta. El sector público es tan grande que cualquier generalización es imposible. Siendo ambos factores parte de la ecuación de la productividad, supongo que tienen más peso los procesos que las personas. Y cuando hablamos de productividad, el ciudadano que interactúa con los trámites públicos también tiene derecho a un empleo eficiente de su tiempo y su atención.
Mi experiencia personal con los trámites públicos es en general muy deficiente. Procesos mal diseñados que son un sumidero de recursos para la administración y de paciencia para el administrado. Detallé un ejemplo sangrante en [1].
#50 Muchas gracias, por tus amables palabras . La contratación pública es un rollo y el humor y el sarcasmo son palancas para hacerla más amena y digerible.
#17 ¡Hola, @Mike_Koji! Muchas gracias por tu pregunta y por tu patrocino . En cuanto a los contratos: es muy cierto lo que dices. Sin embargo, decidí comenzar mis indagaciones por los contratos menores porque tuve el presentimiento de que están menos fiscalizados, menos controlados, justamente por la razón de su pequeña cuantía. Pensé que los chanchullos en los contratos más grandes serían más sofisticados y que probablemente no habría datos públicos suficientes para dar con algun hallazgo indubitado.
El mundo del contrato menor, sin embargo, es una fiesta : parece que nadie los mira y a nadie le importan. Las agencias anticorrupción y de promoción de la competencia no llegan a ellos. Y para los medios de comunicación son historias sin enjundia suficiente. Pero los contratos menores son muchos y están muy conectados con el cabildeo local: con el cambalache de favores, el caciquismo rural y el intercambio de influencias.
Creo que no me equivoqué, a tenor de la cantidad de historias [1] y relaciones [2] que he encontrado en esa excursión por el intramundo del contrato menor. Sin embargo, coincido completamente contigo: hecho ya esto, toca ahora abordar el reto de explorar los contratos más grandes y los famosos modificados. En ello ando [3], y espero poder publicar pronto una herramienta con la que iniciar este trabajo.
#59 Muchas gracias por tu interesante pregunta. La respondo: sí. Tengo ahora mismo literalmente sobre la mesa la tesis doctoral de un especialista en inteligencia artificial que ha teorizado sobre esto mismo. Como herramienta tiene un valor, pero sospecho que no es tanto ni tan evidente como a veces se piensa. Más que para predecir comportamientos futuros, veo una aplicación directa de estos recientes algoritmos para detectar patrones de fraude. Pero para que sea posible, antes es preciso que los datos públicos sean… ¡públicos! Por eso es tan importante la liberación de los datos mercantiles [1], y por ello me desgañito diciéndolo [2] por cada sitio que paso. En serio [3] y en broma [4].
#57 En el plano tecnológico soy yo solo. A la hora de interpretar leyes o de valorar chanchullos —el mundo público es muy complejo—, a veces pido la opinión de alguno de los especialistas que he tenido la fortuna de conocer últimamente, y que son personas que comparten estos mismos valores de la transparencia y el activismo tecnológico como palanca para provocar transformaciones positivas.
#61 La contratación pública es muy compleja y yo no soy ni un jurídico ni un académico. Por ello, y para no darte una opinión equivocada, pasopalabra . Si te interesa una opinión especialista, puedes preguntar, por ejemplo, a @ChamizoSerrano [1], a @AlvaroGmolinero [2], a @eumrz [3] o a @JuliaSuderow [4], por ejemplo. Ellos saben de leyes mucho más que yo.
#22 Aquí va una propuesta concreta que tendría un impacto notable: liberar los datos mercantiles. Lo he argumentado en [1] y lo he dicho muy fuerte en [2]. Incluso en formato chorrada en [3] .
#21 ¡Interesante pregunta! En general, es sorprendente la capacidad de cómputo que hoy en día tiene incluso un teléfono de bolsillo. Mi primer ordenador llegó a casa cuando yo comenzaba la EGB. Tenía 3,5 MHz de frecuencia de reloj. Te escribo ahora desde un portátil corriente que marca 2,3 GHz. En otras palabras, lo que en 2021 requiere un ciclo de reloj, hace treinta años necesitaba de 650. Y esta no es la mejor métrica si hablamos de capacidad de cómputo, pero sí una de las más visibles.
Quizá los contratos de la PLCSP son el conjunto de datos públicos más grande con el que he trabajado [1], y tampoco es para tanto. En un ordenador corriente pueden indexarse quizá en una noche, y el cuello de botella no es la máquina sino la red (utilizo un backend remoto).
Tampoco para procesar los datos de todo el Boletín Oficial del Registro Mecantil (BORME) me resultó necesario distribuir las tareas [2]. Y aunque supongo que para aplicar OCR sobre la totalidad de los documentos de la PLCSP sí va a lo será, hoy en día es viable y asequible con cualquiera de las plataformas que dan servicio en la nube.
#9 ¡Supongo que sí! Aunque yo nunca he cursado una pregunta al portal de transparencia. Me lo paso mejor descargando todos los datos y tratando de responder con ellos en la mano. En todo caso, y si tienes paciencia y ganas de participar en una yincana llamada «usabilidad en los portales gubernamentales», puedes responder tu pregunta en la PLCSP. Ya el nombre es kafkiano , pero estos nombres deben de ser el reflejo de alguna extraña parafilia común en los ministerios… [2].
En la yincana de la PLCSP puedes ganar fabulosos premios tales como un brote psicótico mientras rebuscas en los escombros digitales. Es por ello que estoy trabajando en una herramientas como contratosdecantabria.es pero que abarque todo el Estado [3] y, con él, la respuesta a tu pregunta.
#24 ¿Tú crees que presentarse en los tribunales con un ejército de abogados y un camión de aranzadis tendría repercusión? Yo pienso que es más expeditivo apalancarse en las leyes de transparencia, la ciencia de datos y las redes sociales para dar visibilidad a las cosas y promover cambios más expeditivos.
Piensa en el chanante caso de «Smart Lepe» [1]: en cuatro años nadie en el Ayuntamiento de Lepe, en la empresa pública Red.es ni en la empresa adjudicataria del contrato —nadie— se dio cuenta de un pequeño detalle: el portal turístico al que habían destinado 200.000 euros de fondos europeos era invisible en internet. Entre otros varios problemas surrealistas [2].
Sin embargo, bastaron mis tuits para que saltara a los medios de comunicación nacionales. También lo comentó Julia Otero en Onda Cero. Los periodistas llamaron al ayuntamiento y a Red.es, quienes tuvieron que dar explicaciones. Tardaron solo 24 horas en reaccionar y arreglar parte de la ñapa. Lo que supongo que es algún tipo de récord de velocidad, tratándose del sector público.
Al fin y al cabo, mi objetivo no es punitivo: no se trata de meter en la cárcel al que lo ha hecho mal. Se trata de que no se haga mal.
En cuanto al BOE: yo no leo boletines oficiales : programo robots que se los leen por mí [3] [4] [5] y luego me cuentan solo lo escandaloso .
Me preguntas si acepto datos sobre subvenciones que no puedes facilitarme por cauces legales. Mi respuesta: no. Si son subvenciones públicas, todos los detalles públicos estarán legalmente publicitados en la Base de Datos Nacional de Subvenciones (BDNS) [6]. Y si los datos que tienes no son legales, ni tú quieres dármelos ni yo quiero recibirlos .
#65 Completamente de acuerdo contigo. Existe en la sociedad una cómoda pulsión a pretender cargar todo a las arcas del Estado. Estoy leyendo un interesantísimo libro de Bertrand Russell que pone en perspectiva los diferentes modelos familiares habidos desde la prehistoria hasta llegar a una tesis sorprendente: cómo la paternidad, entendida como la relación de ascendencia y de poder que los padres han tenido históricamente sobre sus hijos, en los últimos dos siglos se ha vaciado progresivamente de unas atribuciones que han sido desplazadas hacia los servicios públicos, hacia el Estado.
Antes el sostenimiento de la progenie, el bienestar, la salud y la educación de los hijos eran responsabilidades exclusivamente paternales. Con el moderno «estado del bienestar» esto ha cambiado y son los servicios públicos quienes han ido supliendo parcelas de la función paternal. Hasta el punto en que hay familias sin padre, pero no puede haberla si no hay madre ni Estado.
Hago este circunloquio —seguramente controvertido, pues esto es Menéame, «ciudad sin ley» — para explicar que como ciudadanos no podemos simplemente encogernos de hombros e instalarnos en la resignada comodidad de que otro apoyará lo que nosotros, por desidia o por inercia, no apoyamos.
#5 Como bien dice #5, puedo hacer estas cosas a tiempo completo y de manera completamente independiente porque un puñado de valientes me apoyan en Patreon. Dicho esto, y sobre la repercusión: tras año y medio luchando esta batalla puedo decir que soy ahora mucho más optimista que al inicio.
Los chanchullos que he ido aflorando y exponiendo a golpe de tuit han llegado a un parlamento autonómico, a plenos municipales en al menos un par de ayuntamientos, han provocado una proposición no de ley en Cantabria y decenas de titulares de prensa, en la radio… Me consta que en Twitter los leen al menos un ministro, una secretaria de Estado y varios diputados. Por este hilo sobre «Smart Lepe» [1] dos periodistas llamaron a la entidad pública Red.es y al Ayuntamiento de Lepe, quienes tuvieron que salir a la palestra y dar públicamente explicaciones. Por este almodovariano hilo [2], el presidente Miguel Ángel Revilla hubo de dar explicaciones primero a los medios y después en el Parlamento de Cantabria.
Habida cuenta de que yo soy solamente un matao con un portátil en las rodillas y una cuenta de Twitter (pero un matao firmemente determinado ), todo esto me parece una plusmarca si el deporte es hacer una lectura crítica de lo que sucede en las catacumbas de nuestras instituciones.
Pero todo eso es el hemisferio circense. Me interesa mucho más el discreto intramundo de nuestras administraciones. Ahí me consta que ha habido movimientos que, sin ninguna repercusión exterior, han provocado cambios de actitud respecto a cómo se han gestionado tradicionalmente algunas cosas. «No hagáis ya esto, que ahora todo esto es público y hay un mamón que lo pone en Twitter y luego sale en los periódicos». Sería una indiscreción relatar aquí esos discretos movimientos que he podido conocer, pero sí: los molinos de Dios muelen despacio, pero muelen.
Y al final, si haces cosas, pasan cosas.
Respecto al temor a veleidades reaccionarias en torno a la transparencia, mi opinión es la que he expresado en #89.
#1 Si se trata de un contrato menor (una cuantía inferior a 15.000 euros en servicios o suministros y 40.000 en obras, IVA excluido), el sobre puede ser con cebolla, sin cebolla o con pizza de piña, porque se puede adjudicar digitalmente (es decir, a dedo). Esto no es necesariamente malo en sí mismo, pues es una forma de flexibilizar la tramitación de compras pequeñas sin tener que hacer un concurso.
Pero siempre se puede hacer un uso creativo de este mecanismo. Por ejemplo, para adjudicar contratos a tus compañeros de partido [1]. O si el importe del contrato es superior al estipulado por ley, se puede amartillar como un fraccionamiento en contratos menores [2], con el pequeño inconveniente de que es completamente ilegal.
Aunque… ¿por qué hacer una cosa u otra cuando puedes simplemente hacer las dos? Trocear obras y adjudicarlas a un candidato de tu partido: [3] .
#56 ¡Hola, @Niltsiar! Es un asunto muy interesante, pero no lo he estudiado e ignoro sus detalles. Por lo tanto, no puedo opinar sin riesgo de equivocarme.
#49 ¡Hola! Sobre la publicación del código fuente he comentado en #112. En cuanto a los datos, yo siempre publico todo: en contratosdecantabria.es puse un botón para que cualquiera pueda descargar la totalidad de la base de datos de contratos con un par de clics. Me supuso varias semanas de curro, porque el gobierno no publica esos datos aunque hay una ley que a ello obliga… lo detallé todo en [1]. Por otro lado, todo el modelo de datos que durante cuatro meses elaboré para la ladonacion.es está publicado en [2]. Pero además de eso, he publicado un montón de cosas más:
— Estructuré los presupuestos de Cantabria de 2020 ([3]) y lo conté divertido en twitter.com/JaimeObregon/status/1211653895442911232
— Declaraciones patrimoniales de los altos cargos del Gobierno que han sido cesados o nombrados [4]
— Conté las veces que el gobierno ha prometido crear empleos [5] y lo conté en twitter.com/JaimeObregon/status/1286827225971556359
— Créditos blandos de Caja Cantabria a gerifaltes: [6]
— Estructuré la hemeroteca de noticias institucionales de Cantabria [7]; véase twitter.com/JaimeObregon/status/1389261045227794439
— Y la EPA [8]
— Extraje un cuarto de millón de candidatos a las últimas elecciones municipales [9]
— Y las adjudicaciones de contratos del Gobierno de Cantabria a candidatos de partidos [10]… Es chanante y lo conté en twitter.com/JaimeObregon/status/1384451937320411138
Y hoy mismo acabo de publicar [11] mi catálogo de la pandemia de los marketplaces, un fenómeno sobre el que he tuiteado mucho y que he analizado en [12] y [13]. Uf, y me dejo muchísimo en el tintero .
#45 La humanidad tiene futuro, pero no lo encontraremos empinando el codo indignados en la barra del bar ni despotricando en comentarios incandescentes en Menéame… Aunque sea un deporte divertido que yo también he practicado .
Yo trabajo exclusivamente con datos y documentos públicos. El patrimonio de los ciudadanos no lo es, aunque lo fue a comienzos de la democracia [1] y luego dejó de serlo. Personalmente, no veo ningún interés en hacer público el patrimonio de los demás. Mi batalla es por la transparencia en las administraciones públicas y en unas instituciones que tienen encomendada la gestión de lo que es de todos. Con especial ahínco en la contratación pública, un colosal circuito económico donde no es difícil encontrar fraudes, corruptelas y chanchullos [2].
Quiero pensar que el cruce de datos privados que propones ya lo hacen los organismos que tienen encomendada esa fiscalización, con la Agencia Tributaria a la cabeza. Seguro que lo acometen imperfectamente y con notables limitaciones, pero no tengo claro que fuese positivo hacer público el patrimonio de cada contribuyente y poner a «la gente» (véase imagen adjunta) al timón de esa función.
#41 Pues yo respondo con otro chiste, y es que no me considero informático: mi ingeniería es la de telecomunicación, en la especialidad de sistemas electrónicos. Así que me titulé en una ingeniería que no ejerzo y hago intrusismo en otra que no estudié. ¿Quién lo entiende? Por eso en LinkedIn me defino como «Pito del Sereno» o, más recientemente, «flâneur» . Es una forma de manifestar mi resbalatodismo hacia las etiquetas .
#39 ¡Gracias por tu comentario, amigo! Pero yo prefiero quitarle épica al asunto. Estoy haciendo algo que me divierte, que me apasiona, que es un reto intelectual para mí… y que estoy firmemente convencido de que había de hacerse. Tengo la enorme fortuna de poder continuar gracias al grupo de valientes que me apoya en Patreon. Así que el mérito no es mío, sino de estos buenos ingredientes.
#35 ¡Hola, @Katxalote! Muchas gracias. El proyecto de ladonacion.es lo hice completamente a mano. Utilizar exclusivamente estándares web y especificaciones del W3C como Web Components, ES6 Modules o Shadow DOM era parte de mi reto personal. En el pasado he utilizado librerías como React, pero ahora me gusta más la programación artesanal . La única librería externa que he utilizado en esa herramienta es D3 [1], para las dinámicas del grafo de relaciones de la Casa Real. Ah, y la cartografía de MapBox, claro. He trabajado muchos años con varios CMS y ahora los tengo alergia . Mi propio sitio web [2] está hecho a medida desde cero; en [3] lo he contado.
En GitHub he publicado alguna cosa como [3] y [4], y me gustaría publicar bastante más. El problema es mi perfeccionismo: prefiero publicar solo cosas que estén niqueladas, y ello implica documentar mucho y pulir aristas. También sucede que el software libre es mucho más que publicar el código: hay que atender y participar activamente en una comunidad para que los proyectos estén vivos y mantenidos… y ello requiere de mucho tiempo y atención.
Mi experiencia personal con los trámites públicos es en general muy deficiente. Procesos mal diseñados que son un sumidero de recursos para la administración y de paciencia para el administrado. Detallé un ejemplo sangrante en [1].
[1] twitter.com/JaimeObregon/status/1427964834734383104