A ver si lo he entendido... me estás diciendo que si estoy hecha mierda, me siento como una colilla aplastada, pisoteada y caída en un charco, y chafada después por un camión-trailer de 18 ejes, repudiada y de aquí a diez años me veo compartiendo mi casa con una docena de gatos, haciéndoles jerseys de punto y llamándoles cosas como "Bebé; Sr. Pomponcitos, o Snuffly", e intentando encontrar un poco de interacción social con el sexo opuesto mediante chats, ¿¿¿todavía tengo que fingir que estoy estupenda, que todo me va fenomenal, y que estar sola y ABANDONADA, es la pera??? Pues mire usted, señor psicólogo de pastel, como dijo en su día Carmen Rico-Godoy: "yo me tengo compasión a mí misma porque me sale del coño, y usted y su maldita sabiduría y pretenciosidad, me tocan mucho los cojones".
Todos esos consejitos, se dan muy requetebien cuando ya lo has pasado, o cuando nunca lo has sufrido. Pero cuando te han dado la patada, cuando después de seis años te dejan sin darte ninguna razón, sin decirte qué has hecho mal, te quedas hecha una porquería, y lo único que te apetece es llorar... llorar y abrirte las venas, pero como eso mancha mucho, mejor lloras sin más, que los mocos se limpian mejor que la sangre. Si alguien te ha dejado y estás hecha polvo, o hecho polvo, TIENES derecho a estar triste, deprimido, irritable, y sentirte como la última mierda, ¡es el único consuelo que te queda, el poder llorar durante horas, hasta que te duele la cabeza, hasta que ya no te quedan lágrimas en los ojos...! Y sí, también tienes derecho a ponerle verde, a hablar con tu mejor amiga, con tu hermana, con tu madre, y ponerle a caer de un burro, aunque para tí estés pensando "sí, era un cretino, un gordo imbécil.... ¡pero era MI cretino, MI gordo imbécil".
No sirve de nada esconder el polvo debajo de la alfombra, y fingir que estás muy bien, que en el fondo, te alegras de que se haya terminado, que ahora tienes oportunidades para conocer a otras personas y realizarte... si estás triste, admítelo, llora, hazte reproches, sufre y pásalo mal por un tiempo. Y luego, sigue adelante. Pero no sirve de nada hacer como que no te importa. No te niegues el estar triste y el llorar si es lo que deseas. A mí, al menos, me hizo bien. La herida sigue ahí, y, puesto que han pasado ya más de dos años, presumo que ahí va a seguir siempre... pero al menos, ahora, ya no me siento como en ese primer párrafo. Ahora sé que voy a quedarme sola... pero ya no me importa. Lo he asumido.
A ver si lo he entendido... me estás diciendo que si estoy hecha mierda, me siento como una colilla aplastada, pisoteada y caída en un charco, y chafada después por un camión-trailer de 18 ejes, repudiada y de aquí a diez años me veo compartiendo mi casa con una docena de gatos, haciéndoles jerseys de punto y llamándoles cosas como "Bebé; Sr. Pomponcitos, o Snuffly", e intentando encontrar un poco de interacción social con el sexo opuesto mediante chats, ¿¿¿todavía tengo que fingir que estoy estupenda, que todo me va fenomenal, y que estar sola y ABANDONADA, es la pera??? Pues mire usted, señor psicólogo de pastel, como dijo en su día Carmen Rico-Godoy: "yo me tengo compasión a mí misma porque me sale del coño, y usted y su maldita sabiduría y pretenciosidad, me tocan mucho los cojones".
Todos esos consejitos, se dan muy requetebien cuando ya lo has pasado, o cuando nunca lo has sufrido. Pero cuando te han dado la patada, cuando después de seis años te dejan sin darte ninguna razón, sin decirte qué has hecho mal, te quedas hecha una porquería, y lo único que te apetece es llorar... llorar y abrirte las venas, pero como eso mancha mucho, mejor lloras sin más, que los mocos se limpian mejor que la sangre. Si alguien te ha dejado y estás hecha polvo, o hecho polvo, TIENES derecho a estar triste, deprimido, irritable, y sentirte como la última mierda, ¡es el único consuelo que te queda, el poder llorar durante horas, hasta que te duele la cabeza, hasta que ya no te quedan lágrimas en los ojos...! Y sí, también tienes derecho a ponerle verde, a hablar con tu mejor amiga, con tu hermana, con tu madre, y ponerle a caer de un burro, aunque para tí estés pensando "sí, era un cretino, un gordo imbécil.... ¡pero era MI cretino, MI gordo imbécil".
No sirve de nada esconder el polvo debajo de la alfombra, y fingir que estás muy bien, que en el fondo, te alegras de que se haya terminado, que ahora tienes oportunidades para conocer a otras personas y realizarte... si estás triste, admítelo, llora, hazte reproches, sufre y pásalo mal por un tiempo. Y luego, sigue adelante. Pero no sirve de nada hacer como que no te importa. No te niegues el estar triste y el llorar si es lo que deseas. A mí, al menos, me hizo bien. La herida sigue ahí, y, puesto que han pasado ya más de dos años, presumo que ahí va a seguir siempre... pero al menos, ahora, ya no me siento como en ese primer párrafo. Ahora sé que voy a quedarme sola... pero ya no me importa. Lo he asumido.