La existencia necesaria de una Causa primera es una cuestión de lógica elemental.
La ley de causa y efecto nos dice que a todo efecto le tienen que anteceder ciertas causas; a su vez, esas causas también son efectos de otras causas anteriores.
Sin embargo, si no hubiera un punto de inicio, se produciría una regresión infinita y nada de lo que existe podría existir (siempre harían falta unas causas anteriores); es decir, la misma existencia de los fenómenos demuestra la existencia necesaria de una Causa primera.
Obviamente, esto no significa que la Causa primera sea el Dios del judaísmo, el cristianismo o el islam.
Por otra parte, y sin salirnos de la más pura lógica elemental, hay ciertos atributos que podemos conocer acerca de la Causa primera.
Puesto es la Causa primera no es causada, es decir, puesto que la Causa primera existe por sí misma de manera necesaria, no se puede destruir o suicidar.
Finalmente, como la Causa primera es incondicionada (no hay causas anteriores, de hecho, en ese punto no habría tiempo ni espacio), la puesta en marcha del universo debió ser un acto de voluntad libre.
Preguntar quién creó la Causa primera demuestra un desconocimiento lógico asombroso.
La existencia de los fenómenos implica la existencia necesaria de una Causa primera no causada.
Precisamente ahí radica una de las grandes diferencias entre la Causa primera y los fenómenos. La Causa primera existe necesariamente; los fenómenos dependen de condiciones anteriores.
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Los etarras me dan verdadero asco. Es hora de que en este país nos pongamos duros con esos malnacidos, sin complejos. Mi más sentido pésame para la familia de Eduardo Pelles y sus seres queridos.