Bueno, esto de la hoguera sin duda es muy lírico por demás de profiláctico, aunque yo me inclinaría más por el garrote vil, es más elegante y sobre todo más nuestro. Mira, el fresquito que te va ofreciendo esa bola de hierro en el cogote debe ser una delicia, además del cariño y compañía que recibes del abrazo de la argolla acompañándote en momentos tan señeros, eso seguro que también resulta muy reconfortante; por no aludir a la soberbia intimidad que te procura el avance firme y delicado de la bola caminito hacia tu apófisis... Uf, eso ya ha de ser insuperable, ¿ves? Pero calla, que aún hay más, todavía te queda el premio, ¡porque no quieras saber el alboroto sensorial y el clímax de emociones que te prodiga finalmente la dulce llegada de la venerable bolita a tu bulbo raquídeo...! ¡¡La polla tío, eso ya es el acabose!!
No lo dudes, es el método definitivo, un orgullo patrio con el que no podrás por menos que morir feliz y agradecido.
PD - No sé cual sería el mecanismo que de Krahe me llevó a Pepe Isbert, pero acordándome de éste describí el mordaz momento. Discúlpame la turra y no vayas a soñar después con ello, mira que la risa ahuyenta al sueño. Un saludo.
#3 Por lo que he leído en otros medios, si es el mismo caso, sí. Un pastor que tuvo el sueño en el que supuestamente dios le dijo que repitiera el milagro de Daniel y el foso de los leones. Lamentablemente debían ser leones ateos.
Bueno, esto de la hoguera sin duda es muy lírico por demás de profiláctico, aunque yo me inclinaría más por el garrote vil, es más elegante y sobre todo más nuestro. Mira, el fresquito que te va ofreciendo esa bola de hierro en el cogote debe ser una delicia, además del cariño y compañía que recibes del abrazo de la argolla acompañándote en momentos tan señeros, eso seguro que también resulta muy reconfortante; por no aludir a la soberbia intimidad que te procura el avance firme y delicado de la bola caminito hacia tu apófisis... Uf, eso ya ha de ser insuperable, ¿ves? Pero calla, que aún hay más, todavía te queda el premio, ¡porque no quieras saber el alboroto sensorial y el clímax de emociones que te prodiga finalmente la dulce llegada de la venerable bolita a tu bulbo raquídeo...! ¡¡La polla tío, eso ya es el acabose!!
No lo dudes, es el método definitivo, un orgullo patrio con el que no podrás por menos que morir feliz y agradecido.
PD - No sé cual sería el mecanismo que de Krahe me llevó a Pepe Isbert, pero acordándome de éste describí el mordaz momento. Discúlpame la turra y no vayas a soñar después con ello, mira que la risa ahuyenta al sueño. Un saludo.