Muy apropiada la cita, yo también me alegro de haber encontrado un compañero en La caza espiritual ( fr.wikipedia.org/wiki/La_Chasse_spirituelle, no lo he encontrado en castellano ).
Leí varias biografías de Rimbaud, como siempre tarde, para comprobar con asombro ciertos paralelismos que me hicieron plantearme emular a Plutarco, y si no fueran comentarios públicos te contaría las partes más escabrosas y asombrosas. Lo primero que leí del enfant terrible fue un extracto de la lettre du voyant en una nota al pie de una antología de Juan Ramón, justo después de terminar de escribir lo que considero mi propio Illuminations, y me fui internando en su obra con ediciones bilingües (yo tampoco sé francés, pero intento leer todo del original si son lenguas romances ). También en un momento dado cuasi-abandoné mi carrera literaria, cuando cada obra era mejor, pero más dañina. Espero no coincidir también en su escapada etíope, aunque en su descargo he de decir que coincidía con las rutas de esclavos, pero al parecer él sólo traficaba armas.
Sobre las traducciones, es curioso que yo suelo usar un ejemplo similar. Tras perder mis libros de Poe ( otra historia muy Rimbaudiana ) compré otra edición en una feria del libro, pero al leerlos notaba como una ausencia de ambiente, eran muy planos, y aduje que debía ser problema de la traducción. Luego descubrí con asombro que la edición anterior que yo tenía estaba traducida por Pedro Salinas, y siempre me ha acompañado la sensación turbia de no saber si la traducción había sublimado al original.
Ya por terminar con las referencias, André Breton es también un antiguo conocido. Me lo presentó un familiar que estaba haciendo una tesis sobre las vanguardias, cuando le enseñé ufano mi gran descubrimiento de la escritura automática. Como el Adelantado Díaz de Carreras, de Les Luthiers, fui tan preclaro que fundé Caracas en pleno centro de Caracas.
No obstante, haberlo 'descubierto' por mi cuenta, me dio la perspectiva necesaria para entender que lo de Breton era una versión 'pulida' y ornamentada de lo que es en realidad la escritura automática, lejos de la pureza que pretendía el gabacho. Aún así me fascinó su obra, y la del resto de vanguardistas que conocí gracias a este familiar. Especialmente la obra de un gran desconocido de este país, que escribió en francés, pero es de lo mejor que tenemos: Juan Larrea. Hay alguna edición bilingüe que merece mucho la pena ( Versión Celeste, en Cátedra, como uno de sus libros ). También sigo buscando desde entonces alguna copia de KRTU, de J.V. Foix.
De tu parte me apunto a Burroughs y a Ducasse, aunque últimamente tengo el mismo tiempo libre que un esclavo azteca obsesionado con la cábala.
Cuando todo nos hace temblar, el único recurso es pensar que si el miedo es real, ya que es una sensación, la sensación por excelencia, el mundo que lo causa se reduce a un ensamblamiento transitorio de elementos irreales, que en suma el miedo es tanto más vivo en cuanto que damos crédito al yo y al mundo, y que debe inevitablemente disminuir cuando descubrimos la impostura del uno y del otro. No es cierto más que nuestro triunfo sobre las cosas, no es cierta más que esa constatación de irrealidad, que nuestra clarividencia establece cada día, cada hora. Liberarse es alegrarse de esa irrealidad y buscarla en cada momento
#114 Por lo que he hablado sobre este tema y por las experiencias del propio Cioran con gente que le contaba lo que le había provocado su lectura, he llegado a la conclusión de que Cioran es un provocador y lo que provoca depende del sitio desde el que cada uno afronta su lectura. Como cuenta Savater, su gran valedor en España, Cioran se veía como un "... maestro de decepciones pero en realidad sigue siendo semillero de búsquedas, de vocaciones nuevas." Quizás para leer a Cioran hay que tener una "psicosis" previa, que haya provocado la duda sobre la "realidad". En todo caso, Cioran no describe un mundo vacío y cruel, ahonda sin descanso en mostrarnos que es la cultura la que ha desarrollado una sociedad vacía de sentido y cruel por su falta de humanidad. Cioran nos muestra el engaño para que seamos capaces de reconocer la belleza detrás de la mentira que tomamos como real.
Particularmente disfruto con la lectura de Cioran por su calidad literaria, a mi Cioran me emociona más por como lo dice que lo que dice.
#4#7 Me ha emocionado vuestra conversación y me ha recordado esta reflexión de Cioran.
Decididamente, no hay salvación mediante la historia. Ésta no es, en absoluto, nuestra dimensión fundamental; sólo es la apoteosis de las apariencias. ¿Será posible que, una vez que nuestra carrera exterior se haya abolido volvamos a encontrar la naturaleza que nos es propia? El hombre post-histórico, ser completamente vacante, ¿será apto para encontrar en sí mismo lo intemporal, es decir todo cuanto ha sido ahogado en nosotros por la historia? Únicamente cuentan esos momentos nuestros que ella no ha contaminado. Los únicos seres que están en condiciones de entenderse, de comulgar realmente entre sí, son los que se abren en este tipo de momentos... A lo que no puede ser captado sólo se acercan las hazañas interiores, sólo ellas tienen acceso, aunque sólo sea durante un segundo, un segundo que pesa más que todo el resto, incluso más que el propio tiempo.
#0#4#23#67 el problema del turismo es que hace lío: despilfarro energético sin precedentes, transporte de bichos peligrosos de un medio a otro, sesiones eternas de fotos y videos, chapas interminables de anécdotas y "experiencias", el turista en su afán de introducirse por todos los sitios y violentar sociedades ajenas va desencadenando problemas y estropicios. Como dijo Pascal "he descubierto que toda la desgracia de los hombres viene de una sola cosa: el no saber quedarse tranquilos en un cuarto. Un hombre que tiene suficientes medios de vida, si supiera estar en casa a gusto, no se marcharía para ir al mar o sentarse en una plaza. No se compraría tan caro un puesto en el ejército si no fuera insoportable el no moverse de la ciudad; no se buscan las conversaciones y los divertimientos de los juegos sino porque no se puede permanecer en casa a gusto".
#17 "Supongo que ello me convierte en un decadente, pero la Belleza parece tener cierta tendencia a florecer en los lugares más oscuros; entre escombros y ruinas, como el estramonio."
"Es un "victorianismo" sin núcleo, vacío; mera cáscara que no encierra ningún conflicto entre lo material y lo espiritual, dado que el último factor ha sido eliminado de la ecuación."
"Para eso es necesario tener huecos y esquinas"
Y no sigo, porque tendría que copiar todo tu genial comentario.
A Ducasse lo tengo en la lista de pendientes desde que en mi mesilla había al menos 5 libros, pero hace mucho ya de eso, y se quedó sin su oportunidad en aquél momento. Prometo rendir esa cuenta pendiente en breve, y agradezco por igual el laudatorio y el recordatorio.
Sobre Juan Nicolás, o la putita de Verlaine, poco puedo añadir a lo que has dicho, y ya ves que está presente en mi avatar. Me encontré tarde con él, a los 19, y desde entonces su vida se ha entrecruzado con la mía, para bien y para mal, pero me alegro de haberlo conocido. También a su proxeneta, menos fulgurante en algunos aspectos, pero también muy lúcido en algunas pinceladas maestras.
Para volver a Lautréamont, tendré que limar el óxido de mi manierismo afrancesado de la primera juventud, ya que no es posible comprender del todo cualquier literatura fuera de su lengua materna, pero haré el esfuerzo. Arrastrado como he sido a este mundo numérico y contaminado de tantos vacíos, de vez en cuando necesito respirar con el pensamiento algo de oxigenada imprudencia dialéctica.
#15 Reincido en que era una especie de 'dudoso elogio' al lector, una forma de hablar, e incluso de picar la curiosidad del posible lector moderno tildándolo de forma pedante, pero siempre más elocuente y llamativa que decir "para el lector moral".
De los diarios recuerdo las tablas y sus esfuerzos, pero creo recordar que reincidía invariablemente.
En cualquier caso, recomendar algo con tintes decadentes ( según hipótesis ajena ), no es precisamente victoriano ( salvo que lo consideres su consecuencia, en cuyo caso, sí, el amor por la decadencia tiene mucho que ver con lo victoriano, como el amor por el destape - salvando las distancias éticas y estéticas - tuvo que ver con la represión cristiana del franquismo ).
De todos modos, es una discusión estéril porque en todo hombre existe esa lucha entre la rectitud soñada y la reincidencia en el fracaso, que se representa en casi todos los autores del XIX, Rimbaud también tenía destellos de ese anhelo de pureza y mucha de esa decadencia infructuosa por otro lado, en algunos momentos admirada, y en otros odiada. También Verlaine, de formas más violentas, y ambos pueden ser algo así como el epítome de los altibajos de esa sinfonía de pureza victoriana y decadencia ( victoriana también, y coincido en que es de desagradable actualidad ).
#4 Gracias por tu comentario.
Una pregunta, si me permites: ¿Es necesario o adecuado el uso de esa coma en tu frase "Yo no soy el puto Quevedo, tampoco"?
#4 Cómo podría tomarme tu critica a mal, si tu comentario me parece de 10. Ojalá todos los comentarios en Menéame fueran así (Incluidos los míos).
Has descrito perfectamente a mi colega, además para que te hagas una idea es de los que se mazan en el gimnasio, hacen running y está lleno de tattoos. Es un prototipo de esos que se duplican por miles en estos últimos años.
También has descrito perfectamente mi capacidad de escritura (menos lo de que escribo bien ) ya que mis errores son producto de mi falta de gramática y de que no suelo ser un lector muy avizor. Pero aún así tomo nota y si algún día me da por escribir otro artículo me esforzaré un poquito más. Gracias!
#105 ¡Vaya repasito me has dado! Me has calado punto por punto sólo leyendo un comentario (y a lo mejor mi historial, no lo sé). Te voto positivo a ver si así aplaco tu ira para que no me hundas más. Veo que el karma es algo muy importante en Menéame.
#9 Es recomendable para cualquier alma decadente, no dije que él lo fuera, aunque "Memorias de un inglés comedor de opio" no tiene nada que envidiar a Baudelarie en espíritu de decadencia, y además fueron bastante coetáneos, aunque el inglés fuera más maduro.
De todos modos, no era más que una forma pomposa de expresarme.
#172
<<#171 ¡Jajajaja! He conseguido que saques un libro (claramente nuevo y sin leer) de tu estantería>>
Y esto es la razón de todo nuestro debate. El libro tiene letras parcialmente borradas. Pero tu sustituyes la realidad comprobable que para mi es sagrada por tus creencias y especulaciones por lo que quieres creer (la que te has montado tomando prestadas ideas de filósofos que no son más que mera especulación de cada época frente al conocimiento y epistemología actual donde la realidad ha de ser el juez de las ideas y de toda idea y no a la inversa)
Es el ejemplo más evidente de TODA nuestra discusión porque es eso. Tu decides la realidad en razón de tus ideas y de lo que has decidido creer y eso lo pones por delante de la misma por encima pones las especulaciones filosóficas de la física, las creencias especulativas por encima de la realidad conocida
Y yo no. Yo lo hago al revés. Y no Arístóteles tampoco lo hacía, también cae al eludir la falsación
Y yo soy profundamente falsacionista por tanto no puedo ni ser pitagórico ni Aristotélico ni ninguna de tus especulaciones. Juego en otra liga desde hace tiempo
Y es que no te entra en la cabeza que no se puede entender la realidad de las cosas de los filósofos o tomando de ellos. Ahí no está. Están intentos especulativos de llegar a ella pero ahí no está
#173 Mejor que tu. POr eso solo podemos tener certeza limitada de la realidad y solo nos la puede dar el método científico. Una realidad omitida no puede ser sustituida de forma cierta por mera especulación filosófica. Esta siempre estará mal y omitirá la realidad de verdad. Solo es accesible al método científico ¿qué solo da certezas limitadas? Nadie tiene más. Tu tampoco
#172 perobsi tiene letras medio borradas a la vista. Padeces claramente de disonancia cognitiva por culpa de tu posición fanática y cerrada a la realidad. De pena
Muy apropiada la cita, yo también me alegro de haber encontrado un compañero en La caza espiritual ( fr.wikipedia.org/wiki/La_Chasse_spirituelle, no lo he encontrado en castellano ).
Leí varias biografías de Rimbaud, como siempre tarde, para comprobar con asombro ciertos paralelismos que me hicieron plantearme emular a Plutarco, y si no fueran comentarios públicos te contaría las partes más escabrosas y asombrosas. Lo primero que leí del enfant terrible fue un extracto de la lettre du voyant en una nota al pie de una antología de Juan Ramón, justo después de terminar de escribir lo que considero mi propio Illuminations, y me fui internando en su obra con ediciones bilingües (yo tampoco sé francés, pero intento leer todo del original si son lenguas romances ). También en un momento dado cuasi-abandoné mi carrera literaria, cuando cada obra era mejor, pero más dañina. Espero no coincidir también en su escapada etíope, aunque en su descargo he de decir que coincidía con las rutas de esclavos, pero al parecer él sólo traficaba armas.
Sobre las traducciones, es curioso que yo suelo usar un ejemplo similar. Tras perder mis libros de Poe ( otra historia muy Rimbaudiana ) compré otra edición en una feria del libro, pero al leerlos notaba como una ausencia de ambiente, eran muy planos, y aduje que debía ser problema de la traducción. Luego descubrí con asombro que la edición anterior que yo tenía estaba traducida por Pedro Salinas, y siempre me ha acompañado la sensación turbia de no saber si la traducción había sublimado al original.
Ya por terminar con las referencias, André Breton es también un antiguo conocido. Me lo presentó un familiar que estaba haciendo una tesis sobre las vanguardias, cuando le enseñé ufano mi gran descubrimiento de la escritura automática. Como el Adelantado Díaz de Carreras, de Les Luthiers, fui tan preclaro que fundé Caracas en pleno centro de Caracas.
No obstante, haberlo 'descubierto' por mi cuenta, me dio la perspectiva necesaria para entender que lo de Breton era una versión 'pulida' y ornamentada de lo que es en realidad la escritura automática, lejos de la pureza que pretendía el gabacho. Aún así me fascinó su obra, y la del resto de vanguardistas que conocí gracias a este familiar. Especialmente la obra de un gran desconocido de este país, que escribió en francés, pero es de lo mejor que tenemos: Juan Larrea. Hay alguna edición bilingüe que merece mucho la pena ( Versión Celeste, en Cátedra, como uno de sus libros ). También sigo buscando desde entonces alguna copia de KRTU, de J.V. Foix.
De tu parte me apunto a Burroughs y a Ducasse, aunque últimamente tengo el mismo tiempo libre que un esclavo azteca obsesionado con la cábala.