@Zzpeta@maria1988@Athena@elchacas
Hay de todo. Hay grupos para entrar con chaleco antibalas. Hay grupos con los que se trabaja de lujo (este año tengo uno estupendo, mi tutoría). Hay grupos quejicas y llorones que nunca asumen su parte de responsabilidad así que no hay quien saque nada de ellos (este año tengo otro de esos).
Pero hay profesores que son muy poco competentes. Si de 6 grupos a los que alguien da clase hay 5 que dan problemas gordos a este profesor y no a otros, y el 6º no da problemas pero se queja en dirección de vez en cuando de que con ese profe la cosa no rula, lo mismo es el profesor y no los alumnos. El año pasado se nos juntaron varios de estos dando clase a los mismos chavales y muchos padres pensaron migrar a otro centro, porque fue durísimo para los chavales.
También hay profes que son malas personas y pagan con los alumnos su mierda interior. O los que en realidad saben mucho menos de lo que intentan aparentar y lo esconcen haciéndose los interesantes y explicando mal. O los que directamente no curran nada.
Pero ni todos los profes ni todos los grupos son buenos ni malos.
@Athena@fantomax@elchacas Eso está claro, pero también es verdad que la actitud del grupo depende mucho del profesor. El mismo grupo de alumnos puede ser educado con un profesor y faltarle al respeto a otro.
@fantomax Porque hay alumnos y alumnos. Si tienes un grupo que viene educadito de casa responsable y comprometido ningún problema pero como tengas un grupo conflictivo ya puedes tener mucha mano izquierda @elchacas@maria1988
@fantomax@elchacas Completamente de acuerdo. Mi padre es profesor y yo admiro muchísimo su trabajo; y, por las experiencias que he tenido, tengo bastante claro que no es lo mío. Es algo para lo que hay que tener vocación además de capacidad. Me parece complicadísimo conseguir ese equilibrio que describes, y lo más importante es que los alumnos se dan cuenta de si careces de él desde el momento en que entras en el aula.
@elchacas@maria1988
Mejor no ser profesor que ser profesor amargado. Para ti y para tus potenciales alumnos y compañeros. Los quemados y no vocacionales enrarecen el ambiente. Aunque hay que analizar por qué se quema tanta gente...
@maria1988@elchacas
Dar clase requiere una predisposición emocional a estar disponible pero no expuesto que no es sencilla de encontrar. Si pasas de todo no eres buen profesor, si te afecta todo acabas como unas maracas, ese punto de equilibrio (personal e intrasferible) es delicado de mantener. Y lo mismo entre ser duro y estricto y tener flexibilidad, y entre seguir el hilo de las locuras que nos apetecen y dar el temario...
Es un trabajo con mucho desgaste psicológico. Por otro lado también es un trabajo donde llegas a recibir muchísimo cariño por parte de los alumnos.
@elchacas La depresión es bastante común entre los maestros y profesores, también los trastornos de ansiedad. En mi instituto había un par de casos claros que nunca pidieron la baja (y lo deberían haber hecho).
Hay de todo. Hay grupos para entrar con chaleco antibalas. Hay grupos con los que se trabaja de lujo (este año tengo uno estupendo, mi tutoría). Hay grupos quejicas y llorones que nunca asumen su parte de responsabilidad así que no hay quien saque nada de ellos (este año tengo otro de esos).
Pero hay profesores que son muy poco competentes. Si de 6 grupos a los que alguien da clase hay 5 que dan problemas gordos a este profesor y no a otros, y el 6º no da problemas pero se queja en dirección de vez en cuando de que con ese profe la cosa no rula, lo mismo es el profesor y no los alumnos. El año pasado se nos juntaron varios de estos dando clase a los mismos chavales y muchos padres pensaron migrar a otro centro, porque fue durísimo para los chavales.
También hay profes que son malas personas y pagan con los alumnos su mierda interior. O los que en realidad saben mucho menos de lo que intentan aparentar y lo esconcen haciéndose los interesantes y explicando mal. O los que directamente no curran nada.
Pero ni todos los profes ni todos los grupos son buenos ni malos.
@fantomax @elchacas
Mejor no ser profesor que ser profesor amargado. Para ti y para tus potenciales alumnos y compañeros. Los quemados y no vocacionales enrarecen el ambiente. Aunque hay que analizar por qué se quema tanta gente...
Dar clase requiere una predisposición emocional a estar disponible pero no expuesto que no es sencilla de encontrar. Si pasas de todo no eres buen profesor, si te afecta todo acabas como unas maracas, ese punto de equilibrio (personal e intrasferible) es delicado de mantener. Y lo mismo entre ser duro y estricto y tener flexibilidad, y entre seguir el hilo de las locuras que nos apetecen y dar el temario...
Es un trabajo con mucho desgaste psicológico. Por otro lado también es un trabajo donde llegas a recibir muchísimo cariño por parte de los alumnos.