A principios de los 80 los pescadores del malecón pagaban dos o tres pesos a cualquier chaval para que dejase caer el anzuelo a 100 o 150 metros, tras el canto del beril. El chaval nadaba hasta el sitio acordado y dejaba caer el anzuelo. Yo lo hice muchas veces y también vendíamos pulpos pequeños vivos para carnada.
Mariano podrá
ser incluso una bella persona, pero un pésimo presidente para el pueblo español. El INE lo confirma, estadísticamente ha superado al que todos creían insuperable, al cobarde ZP.