Un inmigrante con antecedentes penales, no tiene derecho ni a un permiso de trabajo, mucho menos a la nacionalidad. Por otro lado es verdad que muchos delinquen despues de haber obtenido los papeles. Pero lo que si es cierto es que no debemos juzgar a las personas por su origen de nacimiento, ni calificarlos de superiores o inferiores a nosotros (por ejemplo, se trata mejor a un estadounidense que a un boliviano o marroqui), esto es lo que no debe pasar. Todos tenemos prejuicios de una forma u otra, pero la igualdad entre todos, siempre que se ajuste al marco legal, es lo que debe prevalecer. Pensemos en esto cuando volvamos a dirigirnos al senegalés que nos atiende en la panadería de la esquina, o al rumano con que trabajamos en la fabrica. Ahi empieza realmente el cambio.
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