TRADUCCIÓN: #1
Decisión de la juez Lamela
Carmen Lamela, la misma juez de la Audiencia Nacional que ha encarcelado recientemente los presidentes de las entidades soberanistas y medio Gobierno, dictó la prisión preventiva para seis de los jóvenes por "riesgo de fuga", a pesar de que dos días antes se habían presentado voluntariamente a Madrid después de saber que estaban siendo investigados. Tres de estos jóvenes -Oihan Arnanz, Jokin Unamuno y Adur Ramírez de Alda- aún continúan en prisión.
Bel Pozueta, madre del Adur, reconoce al ARA que "todo este proceso está siendo muy duro". A pesar del "cansancio emocional", cada vez se siente con "más ánimo y más fuerza para seguir luchando hasta el final". A ello contribuye la enorme solidaridad que reciben, tanto al pueblo como al conjunto de Navarra, Euskadi y el Estado. "Ha pasado un año y la gente te pregunta por el Adur, y te anima como el primer día. Las muestras de afecto son increíbles ".
Aritz Leoz forma parte de Entzun Altsasu, una plataforma popular que se creó para defenderse de la imagen "distorsionada, falsa e irreal" que se estaba dando del pueblo después de la pelea de las fiestas. "La gente estaba muy indignada; nosotros intentamos canalizar esta indignación social ".
Un mes después de las detenciones, el malestar en el pueblo había ido creciendo y esta plataforma también vehicular la solidaridad con las familias de los detenidos. El 26 de noviembre del año pasado 20.000 personas se manifestaron por las calles de Altsasu, un pueblo de 7.600 habitantes. Un año después el municipio continúa movilizándose.
Como indica Pozueta, si las detenciones fueron el comienzo de la pesadilla, cuando en julio saber las penas que la fiscalía pedía para sus hijos se fue más allá. Penas por terrorismo -siguiendo la estrategia del "todo es ETA" - que van de los 12 a los 62 años de prisión según los casos, lo que suma un total de 375 años.
La política de alejamiento y dispersión de los presos también se ha cebado con estas familias. "El Adur es Aranjuez (el Oihan y el Jokin, en Navalcarnero). Nos levantamos a las 3 de la madrugada para poder ver, a veces, sólo 40 minutos. Hace unos meses lo castigaron, nos castigaron a todos, y no lo pudimos ver durante tres meses ", recuerda Pozueta. La razón era que el Adur saludó desde la ventana de su celda un grupo de gente del pueblo que se había concentrado en frente de la prisión. Un gesto para agradecer la solidaridad que le costó tres meses de aislamiento.
"El ataque mediático y el montaje policial han provocado que la vida del pueblo y de los que vivimos aquí haya cambiado", apunta Leoz. La solidaridad tampoco se ha escapado de la represión. Durante estos meses se ha sancionado económicamente decenas de jóvenes por haber mostrado su apoyo a los detenidos en camisetas y carteles. Pero no se ha conseguido eliminar el movimiento #AltsasukoakAske (Libertad para los jóvenes de Altsasu).
Altsasu quiere que de una vez por todas acabe con esta pesadilla, aunque sabe que aún falta mucho, porque ni siquiera se ha fijado la fecha del juicio contra los jóvenes. "Cuanto más nos atacan más unidos estamos y más solidarios somos, porque siempre hemos sido un pueblo luchador", explica Leoz. Todo lo que ha pasado ha cambiado Altsasu.
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