#6 Me ha recordado una experiencia que tuve hace años con mi caldera Saunier Duval. La caldera de repente deja de encender aunque amaga con hacerlo. Según el técnico oficial de Saunier hay que cambiar media caldera con un presupuesto de casi 500€.
Llamo a "tecnico de calderas independiente" que me explica que lo que falla es el motorcillo que abre el paso del gas y que la casa no vende esa pieza suelta por lo que hay que comprarles un bloque entero de la caldera y cambiarlo completo. Procede a desmontar la caldera, saca el motor que no funcionaba, lo limpia bien, lo engrasa y vuelve a montar todo de nuevo. La caldera vuelve milagrosamente a la vida y lleva 6 años desde aquello sin dar un problema.
Coste total de la operación 50€ contando mano de obra, desplazamiento y el chorreton de 3en1 que solucionó todo el problema.
Debería pensar que hay un poquito de mala fe por parte de la casa oficial?
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Un altísimo porcentaje de los internos en las prisiones españolas tienen enfermedades mentales de todo tipo y un porcentaje notable de ellos sufre enfermedades mentales graves. A nadie se le escapa que los centros penitenciarios no son los sitios más adecuados para tener a estas personas pero sencillamente son los únicos sitios que quedan. Desde que en los años 80 se cerraron los siquiátricos en España es prácticamente imposible internar a una persona con enfermedad mental grave de forma permanente y su cuidado y atención recaen en sus familias. En muchos casos estas familias no tienen capacidad para hacerse cargo de estos internos o simplemente se ven desbordadas porque son violentos y/o tienen episodios o brotes sicóticos que no son capaces de manejar asi que estos enfermos terminan tirados en la calle, sin atención adecuada, sin nadie que controle su medicación y consumiendo alcohol/sustancias que sólo hacen empeorar su condición. Al final estas personas terminan cometiendo delitos graves y los jueces tampoco tienen alternativa a las prisiones donde poder enviarlos asi que allí terminan todos tarde o temprano.
Una vez en prisión no hay medios adecuados para atenderlos, sencillamente porque aquello es una prisión y no un hospital siquiátrico, la sanidad penitenciaria no pasa precisamente por su mejor momento con una grave escasez de médicos y ya de siquiatras ni hablemos, lo mejor que se puede conseguir es que periódicamente se desplace algún siquiatra del hospital de referencia más cercano a ver los casos más graves así que alli cumplen sus condenas con más o menos problemas y al final terminan saliendo a la calle para volver a repetir el proceso.
En el caso que habla la noticia es relativamente fácil intuir lo que ha pasado. El interno estuvo en la unidad de custodia hospitalaria hasta que estuvo mínimamente compensado y le dieron el alta rápidamente porque es lo que están acostumbrados a hacer, se pone un parche y se hace sitio porque van sobrados de trabajo y escasos de plazas y porque además a nadie le apetece tener que manejar un marrón de esas características. Una vez en la cárcel seguramente se le puso en protocolo de prevención de suicidios pero los internos de apoyo que son el pilar fundamental de este protocolo tambien son personas y tienen miedo de dormir en la misma celda con un señor que les dice que les quiere matar así que para estos casos se utilizan celdas de observación donde están en una celda separada por un cristal de gran tamaño para observar al enfermo en todo momento.
Dicho todo esto, cuando un interno en un centro penitenciario de verdad se quiere suicidar y está totalmente decidido a hacerlo es prácticamente imposible evitarlo, siempre va a haber algún momento en que se quede sólo, en que su interno de apoyo se quede dormido o se despiste o vaya al baño o esté hablando por telefono y para alguien totalmente decidido a quitarse de en medio un par de minutos son más que suficientes.