Mi limitada capacidad intelectual no me permite entender como una treintena de matones uniformados ( que me dan igual ocho, que ochenta ) consiguen doblegar a miles en estos bailes de máscaras que es en lo que se han convertido las mal llamadas protestas/manifestaciones.
Jamás ha asisitido a una y tampoco creo que vaya a hacerlo en un futuro,básicamente porque se, que a mí, tendrían que matarme.
Portada
mis comunidades
otras secciones
¿No nos cansa tanta desidia ?,¿De verdad que no habrá nada que llegue a conmovernos ?.
Todos parecemos tener algo que decir, ya sea en forma de carta abierta o falso artículo en medios de atontamiento habitual donde divagan los intelectuales de este país o en los muros de cualquier red social convertidos ahora en el nuevo Sancta Sanctorum del pensamiento crítico.
Nadie, desde el progre al burgués, del docto al inculto, parece estar dispuesto a perder esta oportunidad de pronunciarse, donde los unos nos identificamos y reconocemos en las palabras de los otros en una especie de catarsis bananera que no cesa tras cada “compartir” o “retweet”…pero solo es eso , el chismorreo digitalizado y llevado a su versión 2.0.
Hemos adaptado el cabreo y socializado el malestar de una forma casi balsámica , a veces incluso a niveles de monotonía típicos de instintos básicos como pueden ser pelear, huir, comer o follar.
No hay mayor despropósito y contradición que una indignación controlada y medida.
No somos valientes , nunca lo hemos sido, la historia así lo constata y ese importantísimo detalle explicaría porque hemos sobrevivido…Pero sobrevivir, jamas sera vivir.
Alzarse contra este letargo consciente y aceptado debe convertirse en una imperiosa y vital necesidad.