En el INSS están siendo unos hdp con lo de la cobertura sanitaria y yo ya he tenido una experiencia muy tocapelotas con ellos. Recientemente yo tuve que pelearme para que mi esposa tuviera la cobertura sanitaria. Ella es mexicana y está en España con un visado de estudios, llevamos más de dos años viviendo juntos en España y en diciembre pasado nos casamos. Como yo trabajo y pago los impuestos correspondientes decido ponerla en mi cobertura sanitaria, a la vez que ella inicia los trámites de la residencia comunitaria. En diciembre la incorporo sin ningún tipo de problema, pero esa incorporación es sólo por 3 meses. Llega abril y tenemos que renovarla y me dicen que se la ha incorporado erróneamente... nos piden más papeles para comprobar su estatus como inmigrante. Aportamos todo, ella está con visado de estudiante y con la residencia en trámite. Pues nos dice que no, que no tiene derecho... me cabreo, me peleo con la funcionaria de turno. Me sale con que si nos hubiéramos casado en México ella sí tendría la cobertura al venir con un visado matrimonial, que un hijo mio tendría derecho pero que ella no... yo me cabreo más. Tras mucho insistir que YO TENGO DERECHO A QUE MI ESPOSA ESTÉ EN MI SANIDAD QUE PARA ESO LA PAGO Y QUE A QUIEN ESTÁN DENEGANDO UN DERECHO ES A MI, al final se va al jefe de la oficina y este dice que sí, que ella tiene derecho a sanidad y que nos hagan los papeles. Eso sí, una renovación por tres meses y después se la renuevan de forma permanete cuando se haya resuelto lo de la residencia (que ya está concedida). Pero para conseguirlo tengo que insistir, insistir, insistir y pelearme con alguien que se supone debería estar ahí para ayudarme, no para dificultarme las cosas y hacer que se me hinchen las venas. En fin, ahora sólo espero que cuando vayamos de nuevo a hacer la renovación definitiva no me toquen las narices de nuevo...
#12 Gracias Cuando salimos de la oficina estábamos con un cabreo de narices. Pero no por habernos peleado, hicimos valer nuestros derechos y conseguimos lo que queríamos, eso es motivo de orgullo, no de enfado. Lo que nos cabreaba/indignaba/jodía era pensar la cantidad de personas en situaciones similares a la nuestra que se podían estar yendo de las oficinas con las manos vacías