@urannio @Gol_en_ContraWayfarer
https://es.wikipedia.org/wiki/Jer%C3%B3nimo_de_Ayanz_y_Beaumont
«Flandes te diga, en campo, en muro, en villas
cual español tan alta fama alcanza. Luchar con él es vana confianza,
que hará de tu guadaña lechuguillas.»
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#35 En la práctica, el sistema global tuvo en el dólar carolino una moneda de cambio universal que ayudó al proceso globalizador. Los verdaderos ganadores en esta coyuntura global fueron los mercaderes europeos que tenían acceso a ambos extremos del sistema: los únicos que podían comprar el Carolus en su valor real, y venderlo, casi en cualquier parte del mundo, por su valor nominal. Es indudable que el dólar carolino permitió en gran medida el aumento del comercio intercontinental. Hasta qué punto tal aceleración mercantil sentó las bases de la revolución industrial de principios del siglo XIX, es aún materia de estudio.
14. Las guerras del Opio: cuando el gigante chino despertó de su letargo: https://www.jotdown.es/2019/11/las-guerras-del-opio-cuando-el-gigante-chino-desperto-de-su-letargo/
El problema que esto presentaba para el tesoro británico resultaba evidente: una plantación de té puede producir todos los años, así que los chinos podían seguir vendiendo té indefinidamente… pero tarde o temprano el Reino Unido se quedaría sin plata. Con el transcurso del tiempo, Inglaterra descubrió que su balanza comercial estaba yéndose al traste como consecuencia de la constante adquisición de té chino. Los británicos se estaban quedando sin metal con el que respaldar su moneda, lo que en aquellos tiempos podía conducir a una grave crisis económica. ¡Sorpresa!: el Reino Unido corría el riesgo de padecer una súbita ruina financiera mientras que China era cada vez más rica. Pero, ¿qué podían hacer los ingleses ante esto? ¿Dejar de comprar el té chino? En un mundo como aquel no podía detenerse la rueda del comercio: mientras hubiese demanda de té, la compraventa seguiría adelante. Había demasiados intereses en juego como para que las empresas importadoras consintieran en renunciar a un comercio que personalmente los estaba enriqueciendo a ellos, por más que en términos macroeconómicos pudiese costarle la bancarrota a sus respectivas naciones. Las «compañías de Indias» y demás corporaciones comerciales que los países occidentales tenían establecidas en ultramar eran un poder fáctico al que no se podía desatender, y en cierto modo dominaban buena parte del cotarro, al estilo de nuestros modernos bancos. Los gobiernos no podían o no querían permitir que aquellas empresas quebrasen. Así que había que continuar comprando té para que el ciclo comercial no se detuviese… pero, ¿qué sucedería cuando ya no hubiese plata en Europa?
Aquellos asaltos al Palacio de Verano quebraron lo que quedaba de la moral china. Aunque militarmente ya habían sido vencidos en la batalla de Palikao algunas semanas atrás, fue el ataque a aquellas joyas arquitectónicas de su milenario imperio lo les hizo capitular. Comprendieron cuán indefensa se encontraba su nación frente a los desagradables pero poderosos «bárbaros» de Occidente. El país más grande del mundo se tuvo que rendir por segunda vez ante un puñado de barcos y un modesto contingente de infantería. Esta vez, los términos del tratado de paz fueron todavía más duros: además de tener que pagar ocho millones de taeles de plata al Reino Unido y a Francia como indemnización de guerra, de abrir nuevos puertos al comercio y de permitir la emigración de mano de obra local a Estados Unidos (por ejemplo para construir su red de ferrocarriles), China se vio finalmente obligada a hacer de tripas corazón y legalizar la venta de opio en su territorio. Que era lo que, en realidad, las potencias occidentales habían deseado desde un principio.
15. EL OPIO, UNA MERCANCÍA LUCRATIVA: https://relatosehistorias.mx/nuestras-historias/el-opio-una-mercancia-lucrativa
El opio permitió a los ingleses la compra de algodón y té a bajo precio, y reingresar en sus arcas plata.