Como si no tuviera ya bastantes enemigos, reales e inventados, el gobierno cubano y sus acólitos han descubierto uno nuevo, que creen peligrosísimo, un raquítico grupo de intelectuales a los que han dado por llamar, cínicamente, “centristas”. Esto del centrismo es un disparate, tanto geométrico como político, porque se basa en la presunción de que el gobierno cubano está a la izquierda, y el de Estados Unidos a la derecha, y que en el espacio entre ellos habría surgido, aunque no esté claro cómo todavía, con qué alicientes, con qué malicioso patronazgo, una camarilla de díscolos intelectuales…