Un libro, al igual que un barco, puede llevarte a diferentes lugares, balanceándose sobre una narrativa que se inclina y se eleva como el mar. Con un lomo de color amarillo neón que se asemeja a la quilla de un barco, el libro de Santiago Escobar-Jaramillo, El pez muere por la boca, lleva a los lectores a las comunidades costeras de su Colombia natal. Con cada vuelta de página, la quilla se mueve, avanzando la historia, pasando de imágenes que parecen documentales a otras que juegan con el realismo mágico, lanzando un hechizo.