Imaginemos a 50.000 personas a las que por su condición vital no se les permite acudir a un centro hospitalario. No se trata de una costumbre malvada. Es una decisión meditada por quien tiene el poder para ordenar esta segregación. Con ese argumento arranca una película que se acaba de estrenar. Claro, la cinta tiene más ingredientes. Ante la imposibilidad de tener una atención sanitaria adecuada, 7.291 de esas personas mueren en pocos días. En la mayoría de los casos fallecen en aislamiento, sin la compañía de sus hijos o familiares.
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Ni olvido ni perdón #AyusoAPrisión