El imputado (ya ha cumplido veinte años) y la menor empezaron a salir cuando él tenía diecisiete años y ella trece. La relación duró varios meses, hasta que se torció a raíz de un embarazado que no salió adelante, en el mes de julio. El tribunal, que juzgó el caso a finales de junio, considera que la diferencia madurativa entre la menor y el adolescente era mínima, y entiende que en este caso no hay abuso sexual a menor de 16 años, acusación que mantuvo la fiscalía y la familia de la joven en el juicio (pidieron cinco años de cárcel).
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