La mujer no fue a un centro médico hasta meses después de la supuesta agresión, de modo que se imposibilitó "la data y etiología de las lesiones" que sufrió y no se puede determinar si coinciden con el momento de los hechos. Los magistrados consideran además que en los mensajes que se enviaba la pareja se refleja "una evidente enemistad, resentimiento y agresividad", lo que, a su juicio, lleva a que no se puedan descartar tajantemente ánimos espurios en la denuncia.
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